El Athletic ofreció un ilusionante estreno liguero a su hinchada, con pleno de victorias, tres de tres, antes del primer parón. Sin mucho brillo en el juego pero sí algo de pegada y unas sensaciones que fueron de menos a más, el conjunto rojiblanco incluso puso en valor en sus redes sociales la histórica posibilidad de ganar cuatro encuentros seguidos en un arranque de liga, circunstancia que nunca antes había sucedido en los más de 100 años de vida de la entidad. La cita señalada para poder lograr tal efeméride era el derbi frente al Alavés en San Mamés. Parecieron alinearse los astros, pues el conjunto babazorro llevaba 20 años sin ganar en Bilbao y nadie duda de que el nivel de su plantilla es inferior a la del Athletic. Pero entonces no hubo ni rastro de esa mejoría que el equipo había venido ofreciendo antes del parón y se dio el pistoletazo de salida a una semana negra que derivó en un pleno de derrotas: tres, dos en liga y la del regreso a la Champions. Un choque donde el Arsenal demostró por qué es uno de los favoritos al título.

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El Athletic-Girona, en imágenes Oskar González

El equipo que dirige Ernesto Valverde puso fin el martes a su pésima racha con un insuficiente empate ante el Girona, que llegó como colista a San Mamés, en una cita con dos partes muy marcadas; una primera desastrosa y una segunda en la que el equipo fue mucho más reconocible, pero que volvió a evidenciar que sin el brillo de sus estrellas todo cuesta más. Mucho más. El empate dejó un regusto amargo, aunque si se comparan los números del curso pasado y del actual solo hay un punto de diferencia (los 11 de un año atrás por los 10 de ahora), pero en esas cinco jornadas de la pasada campaña el Athletic se había enfrentado ya a Barcelona y Atlético de Madrid, primero y tercero en la última liga; y ahora los rivales más potentes con los que se ha visto las caras son el Betis y el Rayo Vallecano, que fueron sexto y octavo, respectivamente.

La mejoría que debe ofrecer el equipo, tanto a nivel grupal como individual, más ahora que se vienen dos partidos muy exigentes, ambos fuera de casa, ante Villarreal y Borussia Dortmund, parte en primer lugar porque sus estrellas recuperen el tono cuanto antes. La posible reaparición de Nico Williams en la cita de La Cerámica podría ayudar en ese objetivo, pero mientras tanto cabe esperar una mayor aportación de aquellos futbolistas que se saben diferenciales.

Especialmente llamativo es el mal momento por el que está atravesando Iñaki Williams. El capitán no parece ni una sombra de lo que ha sido y cabe dudar si la insistencia del técnico en alinearle una y otra vez, sin descanso, es lo mejor para que coja el tono cuanto antes, porque el equipo le necesita. Ha sido titular en los siete encuentros disputados hasta la fecha, ya sea en alguna de las bandas o como delantero centro, y apenas ha descansado: suma 594 de los 630 minutos disputados por el equipo.

Nadie puede cuestionar su entrega, ahí están sus carreras en los últimos minutos de cualquier partido; incluso cuando parece que el físico no le da para más, siempre tiene una bala en la recámara, un último esprint. Pero su aportación al colectivo está siendo escasa, hasta el punto de que no ha marcado ni asistido en lo que va de campaña.

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Algo parecido sucede con Oihan Sancet, quien podría estar pagando las consecuencias de no haber podido completar la pretemporada con normalidad después de sufrir una lesión en la rodilla derecha en el amistoso ante el Liverpool. Por este motivo se perdió la primera jornada de liga y en la segunda saltó al campo tras el descanso para anotar de penalti el tanto del triunfo. Desde entonces, aunque también lo ha jugado todo de inicio, no ha vuelto a marcar y tampoco ha asistido. Para colmo, no está teniendo la incidencia en el juego que se puede esperar de un jugador de su calidad.

Señalar a ambos exclusivamente tampoco resultaría justo. Pues el resto de atacantes, a excepción de Maroan Sannadi y Robert Navarro, que suman un tanto cada uno, tampoco han marcado. Jesús Areso, que ha vuelto al Athletic tras un importante desembolso de 12 millones de euros, aún no ha terminado de justificar esa inversión; Dani Vivian no ha arrancado el curso al excelentísimo nivel del año pasado y en el centro del campo, salvo algunos buenos momentos de Iñigo Ruiz de Galarreta, solo Mikel Jauregizar parece estar en plenas condiciones. Cuando no brillan las estrellas, y más en un equipo como el Athletic, todo es más difícil.