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La contracrónica

La historia de casi siempre

El Athletic se vuelve de vacío del Bernabéu en un partido muy meritorio de los de Valverde, que realizó diez cambios, y que se decidió en el descuento. El Villarreal recorta un punto

Mikel Vesga pugna con Jude Bellingham por un balón aéreo.Efe

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Cuando por la megafonía del imponente Santiago Bernabéu, un estadio incomparable por muchos motivos, de esos que merecen ser visitados al menos una vez en la vida, por mucho que haya perdido buena parte de su esencia visual con un más que cuestionable diseño exterior, se escuchó la alineación del Athletic es posible que hubiera quienes pensaran que el speaker se había equivocado.

No sería de extrañar que a alguien le diera por pensar que se tratara de un error, que cuando pronunció el nombre de los titulares del conjunto rojiblanco realmente estaba leyendo los de los suplentes, y viceversa. Pero no. 70 horas después de eliminar al Rangers en los cuartos de final de la Europa League, Ernesto Valverde apostó por las rotaciones masivas para afrontar el partido frente al Real Madrid. Hasta diez caras nuevas introdujo el técnico con respecto al duelo frente al conjunto escocés. Solo repitió Alex Berenguer y el plan de hacer el partido largo funcionó… al menos hasta el minuto 93.

Entonces pasó lo de casi siempre en el Bernabéu, quizá con un punto más de crueldad si cabe porque el tanto de la derrota llegó en el tiempo de añadido, fruto del que pudo haber sido el único error de bulto de un futbolista del Athletic en más de 90 minutos. Un mal despeje de Mikel Vesga dentro del área lo recogió Fede Valverde para inventarse un remate al que Unai Simón solo pudo seguir con la mirada mientras se colaba cerca de la escuadra de su portería. Fue un enorme jarro de agua fría que dejó al Athletic, que ya se defendía con defensa de cinco tras la entrada de Dani Vivian al campo, con cara de tonto y sin capacidad para la reacción.

Doloroso golpe

El golpe fue dolorosísimo, un derechazo directo a la mandíbula que dejó al equipo en la lona, incapaz de devolverle el impacto a un Real Madrid que iba camino de recibir una nueva pitada por parte de su público. Y eso que en el segundo acto hundió al Athletic cerca de su área a base de poner una marcha más al partido. Una circunstancia que le permitió sumar un puñado de ocasiones claras de gol mientras los futbolistas rojiblancos se multiplicaban en labores defensivas. Acciones en las que en casi todo momento los leones salieron vencedores... hasta el fatídico minuto 93 y ese remate imparable de Valverde.

El gol del uruguayo no puede afear ni minusvalorar el gran trabajo coral del equipo. Un once batallador para un campo en el que el Athletic ganó por última vez en 2005, hace ahora 20 años, y en el que como recordó Valverde, en su última visita realizó un gran juego que resultó baldío, pues el equipo encajó tres goles y se volvió una vez más de vació para Bilbao.

Anoche la vuelta fue igual de amarga que de costumbre, aunque volvió a quedar de manifiesto que cuando el entrenador ha tenido que tirar de fondo de armario, la respuesta colectiva ha sido generalmente más que positiva. Ahí están los tremendos minutos de Beñat Prados, un futbolista que está creciendo con el paso de la temporada y al que parece que se le está quedando corta; la gran respuesta de Unai Nuñez, el cuarto central al inicio de la campaña y que no ha acusado la inactividad, o la capacidad de trabajo y sacrificio de Alex Berenguer, el chico para todo.

El desempeño de todos ellos se fue al traste en el último suspiro, repitiendo una historia que no por vieja deja de sorprender. Por lo menos, el Villarreal no pasó del empate frente a la Real y solo le recorta un punto al Athletic en la lucha que ambos mantiene por la cuarta plaza.