Ensayo fallido de seguridad para la final en Bilbao
La Ertzaintza carga contra los radicales de Athletic y Roma en una entrada a San Mamés marcada por incidentes entre ultras, que se saldaron con 14 detenidos
El sistema de seguridad que debía servir de prueba para la final de la Europa League que tendrá lugar el próximo 21 de mayo en San Mamés ha fallado. Hubo enfrentamiento entre ultras de los dos equipos, cargas de la Ertzaintza y el sector de la Roma consiguió saltarse el perímetro.
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Hubo altercados una hora antes del pitido inicial y hubo altercados media hora después del pitido final. Todos ellos fueron en la explanada de La Catedral y todos ellos se saldaron con 14 detenidos más una persona investigada y 15 policías y dos vigilantes de seguridad heridos.
Pero lo cierto es que hasta eso momento, la jornada había transcurrido con normalidad, con los 2.000 seguidores italianos disfrutando de Bilbao y muchos más rojiblancos apoyando al Athletic en el hotel Carlton.
Catorce detenidos antes y después del partido Athletic-Roma
Incluso los 400 ultras de la Roma –y alguno que otro del Frente Atlético– que se congregaron en la zona de Diputación se estaban comportando con normalidad.
Parece que la amplia presencia policial, no hay que ha sido la mayor movilización de agentes de la temporada con 400 extra, estaba funcionando. Hasta que llegó el momento de poner rumbo a San Mamés.
Dividido en dos grupos
La comitiva giallorossi tardó más de lo esperado en ponerse en marcha puesto que los seguidores italianos, en contra de los consejos, se dividieron en dos grupos y hubo que unificarles de nuevo. Y para que ambas aficiones no coincidieran antes de tiempo, el autobús del Athletic entró al estadio por una ruta alternativa a la habitual.
Así, cuando los aficionados de la Roma llegaron a San Mamés apenas quedaba poco más de una hora para que comenzara el partido. Y entonces llegaron los problemas.
Los ultras de la Roma y del Athletic se encaran a pesar de estar distanciados por un pasillo grueso de vallas y los italianos amenazan con saltarse el perímetro de seguridad que les separa.
Los objetivos vuelan de un lado hacia otro y los insultos se proclaman en todos los idiomas. Entonces la Ertzaintza carga contra ellos, formando un embudo contra las novedosas puertas de acceso puestas en la calle Felipe Serrate que habían de servir como prueba para el sistema de seguridad de la final de la Europa League.
Agolpados en los accesos
La gente se agolpaba en torno a estos accesos, intentando huir de las cargas policiales y de los ultras. Tal fue el caos que los seguidores romanos lograron saltarse el primer puesto de seguridad, el de esas puertas metálicas, para llegar corriendo a través de la explanada hacia sus puertas de acceso: las 21 y 22 para ubicarse en los sectores 321 y 323. Algunos giallorossi, de hecho, han aprovechado para colarse sin entrada.
A partir de ahí la tensión ha escalado, con centenares de seguidores de la Roma agolpados en las puertas inmediatas a San Mamés y varios ultras se han encarado con los miembros de la seguridad encargados de cachearles. Incluso se ha necesitado que la Ertzainza entrara a La Catedral para intentar mantener el orden.
Mientras, fuera de ese perímetro de seguridad fallido, la policía vasca ha tenido que cargar también contra los ultras del Athletic, dejando casi vacía la explanada alrededor de la estatua de Iribar. La calma ha regresado a los aledaños minutos antes de que comenzara el partido y con ella la sensación de que podía haber sido mucho peor. Pero también de que podía haberse evitado.
De hecho, se encontraron varias balas en la zona donde los ultras de la Roma habían estado minutos antes de que la Ertzaintza cargara contra ellos, justo enfrente de los bares de Luis Briñas que se vieron obligados a cerrar cuando los ultras de la Roma comenzaron a aglomerarse en sus puertas.
Encuentran varias balas en los accesos de la Roma a San Mamés
Tras la paz... otra tormenta
La paz que trajeron los 90 minutos de partido terminó en cuanto los seguidores más radicales del Athletic volvieron a tomar la explanada. Allí se quedaron para esperar a los aficionados de la Roma –por protocolo la grada visitante sale de San Mamés con 40 minutos de diferencia– y allí cargó la Ertzaintza contra ellos para desalojarles. A partir de ahí, lanzamiento de botellas contra la policía, contenedores quemados y coches cruzados en lo que ha sido una nueva noche de vergüenza para el fútbol vizcaino.
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