San Mamés, que despidió el 2024 con una dulce victoria ante el Villarreal, retrocedió más de dos años en el tiempo en el factor ambiental. La grada de animación, estrenada en agosto de 2022, careció durante los noventa minutos del choque precisamente de eso, de animación, a causa de la nueva huelga impulsada por Iñigo Cabacas Herri Harmaila en protesta por la represión que asegura sufrir dicho colectivo, que en la nota emitida el sábado denunció que "jornada tras jornada tanto La Liga como la Ertzaintza y el propio Athletic nos colocan en el punto de mira".

Censuró además el grupo de animación la entrada de la Ertzaintza "con antidisturbios a la grada", así como una "identificación ilegal de menores" en el último partido de liga ante el Real Madrid, en el que volvieron a realizarse cánticos ofensivos por los que el club rojiblanco será sancionado económicamente por cuarta vez en lo que va de temporada. En un contexto de "boicot activo a la Herri Harmaila" se llevó a cabo la segunda huelga de animación en las dos últimas semanas después de instar también a los aficionados de la misma zona a no realizar cánticos durante los treinta primeros minutos del envite europeo ante el Elfsborg.

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El Athletic-Villarreal, en imágenes Oskar González | Pankra Nieto

Sin aliento extra

Dicho y hecho. No hubo rastro de los cánticos habituales, ni labor de los speakers en el desarrollo de un encuentro en el que los integrantes de la Herri Harmaila guardaron un silencio que apenas se vio interrumpido para protestar algunas decisiones arbitrales y celebrar los goles. Le tocó al resto de la parroquia rojiblanca tirar del equipo en medio de una huelga de animación que dejó al equipo de Ernesto Valverde sin un aliento extra menos de 24 horas después de que el Athletic informara a través de otro comunicado que el presidente Jon Uriarte "fue amenazado a la salida de San Mamés tras el partido contra el Real Madrid" siendo "intimidado mediante una advertencia explícita de las consecuencias de 'meterse' con la Herri Harmaila". 

Dijo Ibaigane no atribuir "en ningún caso" la amenaza a la propia Herri Harmaila, a la cual saludaron desde la distancia los jugadores rojiblancos al término del partido sin acudir a su zona como es habitual. La animación, esta vez, fue compartida por el resto del campo.