Entre los rasgos distintivos de este Athletic al alza figura su fiabilidad en San Mamés. Cualquier equipo con aspiraciones elevadas hace de su campo un coto exclusivo, de otro modo resulta imposible alcanzar los objetivos marcados. Esta tarde, frente al Villarreal, disputa su último encuentro de 2024 ante la afición, circunstancia que alienta el deseo de poner el broche acorde a una estadística de lo más elocuente contabilizadas todas las competiciones: diecisiete victorias, siete empates y una sola derrota, por la mínima y en el tiempo añadido con el Atlético de Madrid.

Esta eficacia como anfitrión que tanto disfruta el entorno rojiblanco empezó a plasmarse en la segunda mitad de 2023, lo cual otorga mayor relevancia a la línea que vienen describiendo los hombres de Ernesto Valverde. Fue entonces cuando pusieron las bases para opositar a plaza continental y con el cambio de año la tónica no varió un ápice. De esa regularidad continuó nutriéndose el proyecto rojiblanco entre enero y mayo para afianzarse en la zona noble de la tabla y acabar quinto; así como para avanzar en la Copa y obtener plaza en la final tras superar a Alavés, Barcelona y Atlético.

Después del verano, el Athletic ha sido capaz de mantener un rendimiento similar. Ello se traduce de momento en la cuarta posición que ostenta en la liga y en el hecho cierto de que ha apuntalado su privilegiada ubicación en la fase de grupos de la Europa League, donde comparte liderazgo con Lazio y Eintracht Frankfurt.

Pero ni estos datos ni las cercanas victorias rubricadas a costa de Real Sociedad y Madrid suponen una garantía de éxito contra el Villarreal, como bien apuntó Valverde en sus declaraciones. Huyó de la autocomplacencia recordando que el cuadro amarillo lleva años siendo rival directo, condición que en este curso ha reforzado por plantilla y porque goza de un calendario menos denso. Incluso consideró un factor adverso el que Marcelino y su tropa fuesen apeados de la Copa el miércoles: “querrán buscar una reacción, serán más peligrosos”.

Se felicitó Valverde por la disponibilidad de efectivos, si bien no adelantó apunte alguno en torno a posibles novedades en la pizarra. El único descartado es Herrera, con su enésima molestia muscular, pero seguro que alguno de los titulares en el compromiso anterior agradecerá un respiro en la sobremesa de hoy. Por supuesto, silencio absoluto al respecto del portero. Cuestión que, en buena medida por la curiosidad de la prensa, se ha convertido en el juego del gato y el ratón. Al técnico, que no suelta prenda, se diría que le hace gracia, mientras las especulaciones se van amontonando en la víspera de cada cita.

Si Agirrezabala estaba más preparado que Simón el pasado miércoles, esa realidad que bebe de la lógica difícilmente habrá experimentado alteración al cabo de cuatro días. Pero, vaya usted a saber: Valverde defiende la alternancia y la aplicación de ese método está al caer. Más probabilidades hay que conceder al regreso en la defensa de De Marcos, Yuri y acaso de Paredes, aunque los centrales titulares contra el Madrid están que se salen.

Te puede interesar:

En la zona ancha, Galarreta cuenta con muchos boletos y Jauregizar sumó noventa minutos muy duros entre semana. Y arriba, poca extrañeza causaría que Guruzeta estuviese de inicio, así como que Iñaki Williams, que celebra una década en la plantilla, fuese reservado para la segunda mitad. Salta a la vista desde hace semanas que, pese a su intachable actitud, está acusando la carga de minutos, con la consiguiente pérdida de efectividad.

Con su hermano sucede algo parecido: esa frescura que Nico necesita para desplegar sus argumentos va decayendo según se aproxima el final de los partidos y es que prácticamente no ha parado en los dos últimos meses, las estadísticas no mienten. Berenguer, el suplente más titular, es una opción válida para cualquiera de las bandas y en un segundo plano se ha de mencionar a Djaló, al que se le sigue esperando y quizás se beneficiaría de actuar cerca de la cal en vez de por la franja central.