El Athletic se reencontró con la Europa League mes y medio atrás en Roma, donde el conjunto rojiblanco comenzó una andadura que se antojaba incierta por las dudas propias de quien llevaba fuera del circo continental tantos como seis años, que suponía una novedad para la gran mayoría de la plantilla, pero que a su vez se presentaba como una experiencia ilusionante, con esa final a disputarse en San Mamés el próximo mayo en la mente de todos. El sorteo de la liguilla fue benévolo con el Athletic, al que le deparó un par de salidas a Estambul (Fenerbahce y Besikas), largas pero más o menos cómodas, una bastante peor a Razgrad, al norte de Bulgaria, para medirse al Ludogorets, y la visita a la Roma, el coco entre sus ocho rivales. Por Bilbao pasarían, en este orden: AZ Alkmaar, Slavia Praga, Elfsborg y Viktoria Plzen. En definitiva, unos cruces llevaderos, con sus lógicas dificultades, pero que no deberían suponer mayores problemas para pasar de ronda.

Alcanzado el ecuador de la liguilla, el Athletic avanza con paso firme por el empedrado europeo. Jugar competición continental exige un plus en diversas cuestiones y por si alguien había olvidado las dificultades que entraña competir en Europa, más vale recordar la cautela con la que Ernesto Valverde comparece ante la prensa. Aunque desde fuera la cosa pueda parecer sencilla, no está de más escuchar al técnico para mantenerse en alerta, con las espadas en alto. Por lo que pudiera pasar. Ya saben aquello de que más vale prevenir…

Sin un juego brillante, con enormes dificultades en algunos momentos, con mención especial al choque frente al Slavia en San Mamés, pero con un gen competitivo propio de este Athletic, la fórmula tras el título de Copa del curso pasado, el conjunto rojiblanco ha cumplido ya con su primer objetivo continental: está virtualmente clasificado, pues suma diez puntos que en todas las simulaciones realizadas se antojan suficientes para superar la liguilla, y tiene en su mano hacerse con un puesto entre los ocho mejores, lo que se traduciría en alcanzar los octavos de final de manera directa, evitando así una eliminatoria extra.

Ocupar la sexta plaza a estas alturas, con cinco equipos empatados a diez puntos persiguiendo a una Lazio que se está mostrando intratable hasta la fecha con pleno de victorias, y con el noveno clasificado tres puntos por detrás, no es más que un hecho anecdótico aún, pues se esperan cambios a medida que se vaya consumiendo la liguilla, pero sin duda es un buen síntoma.

Mención especial merece la capacidad que ha tenido el equipo para reponerse de situaciones delicadas, de momentos grises de juego en los que parecía que el rival le pasaría por encima. Ante la Roma sucedió algo parecido a lo expuesto; frente al Slavia esa sensación se multiplicó y contra el Ludogorets, por momentos, se temió lo peor. Bastante más cómodo fue le triunfo ante el AZ Alkmaar. Al Athletic le costó abrir la lata, pero se mostró superior a un rival que apenas le inquietó y al que tuvo bajo control durante buena parte del encuentro.

Todo de cara

La suerte también le ha sonreído a la tropa de Valverde en su camino continental, claro que habrá quien piense que esta hay que buscarla y que el Athletic ha puesto de su parte para que así sea. En el Olímpico de Roma la falta de puntería de Dobvyk, que marró un mano a mano ante Agirrezabala minutos antes de no fallar de cabeza para abrir el marcador, le supuso una vida extra al conjunto bilbaino, que mejoró muchísimo tras el descanso, al que llegó pidiendo la hora. El técnico realizó algunos ajustes en la presión ante una defensa de tres centrales, un dibujo que acostumbra a incomodar al equipo, y acabó mandando en un partido en el que Aitor Paredes rescató un punto más que merecido en la recta final.

El AZ llegó a San Mamés con el foco más puesto en los posibles incidentes con sus ultras que en su propia capacidad para generarle complicaciones al Athletic. Los primeros pasaron totalmente desapercibidos y los segundos apenas se hicieron notar sobre el verde para que los leones sumaran su primera victoria continental. La segunda llegaría ante un atrevidísimo y trabajadísimo Slavia que volvió loco al Athletic con su agresiva y loca forma de jugar. La falta de calidad en las áreas de los checos y el gol de Nico Williams terminarían decantando la balanza.

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En imágenes: Ludogorets - Athletic

Y el tercer triunfo, seguido además, llegó tras un nuevo ejercicio de supervivencia, pues el Ludogorets pudo tomar una renta de dos goles antes de que el volcán rojiblanco entrara en erupción para darle la vuelta al marcador en solo 81 segundos. Alejado de su mejor versión, a ratos sin la intensidad que exigía el choque, que era una especial de final para los búlgaros, y con muchos más errores de los deseados, el Athletic sufrió para llevarse los tres puntos de la fría ciudad de Razgrad en la noche en la que Nico Serrano derribó la puerta para exigir las oportunidades que sigue sin aprovechar Álvado Djaló. El camino europeo es empedrado, pero el conjunto rojiblanco camina sobre él con paso firme.