Hay muchas dudas sobre quién ha dormido menos: los jugadores del Athletic o su afición. La noche se alargó todo lo que Sevilla dejó y ahora toca tomar café en Copa grande para volver a casa. Porque el regreso de 70.000 personas no es fácil y más con la euforia todavía metida en el alma. Pero bendita resaca. Emocional y de la otra. Es más, los más tempraneros probablemente comenzaron su retorno sin tenerla todavía. La segunda, digo.
Sin embargo, dejar Sevilla no es fácil, sobre todo después de que su Cartuja hubiera dado ayer tantas alegrías y por eso por la mañana todavía la afición rojiblanca tenía tomada la ciudad. Las últimas fotografías antes de regresar a la rutina.
"El partido fue muy largo"
Es el caso de Arantxa, María Luisa y Nekane, tres amigas de Barakaldo que rematan su experiencia en la capital hispalense con una visita a su catedral. Bien vestidas, elegantes, pero con su sombrero rojo y su pañuelo athleticzale al cuello. Que lo cortés no quita lo valiente. “Lo hemos pasado en grande y el partido fue muy largo, pero con esta emoción cualquiera duerme, así que nos hemos venido al centro para dar un paseo, comer tranquilas y después ya marchar”, dicen.
Y es que hay gente que no quiere, pero hay que marcharse. Por lo que la marabunta athleticzale se movió hacia la terminal de autobuses, la estación de trenes y, los más afortunados, hacia el aeropuerto. Así, dado que los hoteles suelen obligar a abandonar las habitaciones antes del mediodía, la gran mayoría de los aficionados rojiblancos programaron su marcha sobre esa hora. Errantes mochileros, agotados pero satisfechos. ¿La consecuencia? Retenciones, por no decir caravanas, en todas las salidas de la ciudad que tiran para el norte. “Qué tranquilita se va a quedar la ciudad sin los del Athletic. Que hay que ver cómo os gusta sufrir para conseguir las cosas, pero a los sevillanos nos gusta que vengáis así que os esperamos para la próxima”, dice un taxista que ha perdido la cuenta de los viajes que ha hecho al aeropuerto ya.
Copa número 25
Ahí, a punto de coger un avión, centenares de vizcainos cambian las cervezas por las maletas, aunque la conversación es la misma: cómo se sufrió para conseguir la 25.
Su alegría contrasta con las caritas de los aficionados del Mallorca, que lo tienen más complicado para regresar a su tierra. Los insulares apenas hablan entre ellos y miran con tristeza y bastante envidia los abrazos con los que los vizcainos se saludan. Aunque no se conozcan, se reconocen y se estiman por el mismo grito: “Kopa da gurea!”.
Porque si el viernes La Giralda fue rojiblanca y ayer la Copa fue de los leones, hoy el aeropuerto fue, de nuevo, del Athletic. Ahora, prepárate Bilbao que 70.000 ganadores ya van de camino.
