Si año tras año en el seno del Athletic se considera Europa un objetivo al alcance, una meta por la que pelear abiertamente, qué decir de la Copa. De por sí se trata de un frente más asequible, por la brevedad del calendario y el sistema de eliminatorias. Lo confirman las finales y las semifinales en que han participado los rojiblancos en campañas recientes. Esta vez, de partida, el planteamiento debería ser igual de ambicioso, aunque con una diferencia importante: el equipo se halla en la mejor disposición que cabe recordar para creerse firme candidato al título.

La ronda de octavos aún reúne a contendientes poderosos, Real Madrid, Atlético, Barcelona o Real Sociedad, también el Girona merece ser citado en este apartado, pero en el bombo de los cuartos habrá asimismo conjuntos menos peligrosos, varios de ellos abocados a centrarse en la liga. Realidad extensible al Alavés que esta noche visita San Mamés. Su entrenador, Luis García Plaza, ha sido elocuente a este respecto. La gran preocupación del Alavés no es otra que sumar los puntos que le aseguren la permanencia. Y de momento, le faltan tantos como los que hoy posee. 

El técnico madrileño no puede permitirse que el desgaste de la Copa perjudique sus intereses ligueros. Viene de lograr su primer triunfo a domicilio, en el Pizjuán, y el viernes le espera una final en Mendizorrotza, contra un Cádiz en descenso. El Alavés se halla en una fase crucial, ante la oportunidad de huir del peligro, pues luego se cruzará con el colista Almería. En el once que García Plaza sacará frente al Athletic faltarán unos cuantos titulares, sin que ello implique desfigurar el bloque. Por ejemplo, tras apear al Betis, solo realizó cuatro cambios contra el Sevilla.

Desde la perspectiva del Athletic, ganar este nuevo derbi, tercero en una semana, asoma como una obligación. Porta el cartel de favorito sin discusión, anda como un tiro y ejercerá de anfitrión, pero Ernesto Valverde está asimismo abocado a regular esfuerzos y repartir minutos. Después de la pechada con la Real, el sábado le aguarda un Valencia que huele Europa y ya demostró a su paso por Bilbao que no es por casualidad.

En su análisis del Alavés, Valverde subrayó que milita en la élite y es duro de pelar. Alabó su capacidad física y su “espíritu”, dado que compite en la mayoría de sus citas, al margen de que los marcadores le hayan sonreído. Por supuesto, en la ecuación introdujo lo que le atañe: la confianza que le dan sus jugadores, si bien dejó claro que lo realizado hasta la fecha no contabilizará hoy. Vamos, que hay que seguir remachando el mismo clavo e ir a por todas en cada partido.

Nada adelantó en torno a los cambios que habrá en la formación inicial. Estaba pendiente del estado de la tropa, de la evolución de los golpes, en el caso concreto de Galarreta al menos, y el gasto invertido el sábado. Toca esperar, pero en Ipurua fueron cinco las novedades respecto a la alineación empleada tres días antes en casa del Sevilla. Medio equipo. Un dato a valorar.

Siguiendo un criterio que combine la participación de cada hombre y las alternativas ya probadas en según qué demarcaciones, puesto que en alguna se antoja improbable que haya movimiento, no extrañaría que Valverde actúe en la línea de la ronda previa. Adelantar la vuelta de Agirrezabala y De Marcos parece una apuesta, segura, fácil de ganar. Pero no se atisba descanso para la pareja de centrales o para Yuri. El retorno de Yeray, presente en la lista del sábado, acaso se produzca en la segunda mitad, para que poco a poco vaya cogiendo ritmo tras tan dilatada ausencia. Lo del lateral zurdo casi cae por su peso: contra la Real, Imanol ni siquiera halló hueco en el banquillo, que acogió a dos centrocampistas no utilizados.

Uno de ellos, Prados, se perfila como una opción, al igual que Herrera. Han coincidido en un par de envites. Así, Vesga y Galarreta gozarían de un agradecido respiro. Existen diversas combinaciones ya vistas en el círculo central, salvo la formada por Prados y Vesga. Por cierto, apuntar que Valverde fijó su atención en la laboriosidad de la media alavesista.

En el ataque, las dudas se multiplican. Muniain y Villalibre tuvieron su ocasión en Eibar y respondieron con goles. Unai aguarda turno. Nadie cuestiona que Nico Williams sea imprescindible, pero es que Valverde solo le resta diez minutos o menos en cada partido y semejante trajín algún día le puede pasar factura. En este sentido, Sancet, Guruzeta y, especialmente Berenguer, parten con ventaja, acumulan menos carga, pero cuesta pensar en que alguno de este cuarteto no vaya a descansar, siquiera de salida.