A la margarita le quedan pocas hojas, tres como mucho, tantas como las jornadas pendientes. Con tan exiguo margen la adjudicación de la séptima plaza continúa siendo una incógnita. Al menos, el Athletic afronta el futuro inmediato con el alivio interior que concede una victoria que necesitaba como el comer para mantener activas sus opciones. Ganar el Celta era indispensable, igual que lo es derrotar a Osasuna este jueves. Solo la conquista de El Sadar le permitirá alcanzar el objetivo fijado. Aunque las matemáticas digan otra cosa y dando por supuesto que será capaz de superar al colista el domingo en San Mamés, un Elche sin tensión que no deja de destrozar quinielas en las últimas semanas, más le vale no verse en la tesitura de depender del resultado que se produzca en el Santiago Bernabéu, donde concluye el campeonato.

En tan delicada coyuntura, hay un factor que complica más la empresa, puesto que sale malparado de los emparejamientos habidos con sus rivales directos. Los resultados acumulados frente a Girona y Sevilla le perjudican en caso de acabar igualado a estos equipos en la clasificación, circunstancia que extensible a su particular duelo con Osasuna si cae el jueves en el estadio navarro. Al margen de esta cuestión, necesita los tres puntos que se pondrán en juego en Iruñea para que las cuentas cuadren.

Descrito el escenario, toca analizar las sensaciones que emite el Athletic, cómo se está desenvolviendo, sus fortalezas y debilidades en actuaciones recientes. Cada partido es una historia y no conviene adelantar acontecimientos, sobre todo a estas alturas del calendario, normalmente poco propicias para realizar pronósticos porque casi todo el mundo juega mediatizado por una presión extra. Las urgencias se manifiestan de diferentes maneras y gestionarlas adecuadamente adquiere una importancia capital. Es lo que tiene competir en la fase crítica de la temporada.

El Athletic no se ha distinguido estos años por su capacidad para responder en trances como el que está viviendo. Tampoco en el presente ha funcionado con la regularidad propia de un candidato a Europa, aunque todavía dispone de un margen para redimirse. Las apreturas que sufre son la consecuencia de esa propensión a complicarse la existencia. De hecho, anteayer como quien dice estuvo a un paso de opositar a la sexta plaza y en vez de avanzar encadenó una serie de marcadores adversos: tres derrotas y un empate. Hoy su suerte pende de un hilo. Ya no puede fallar más.

Su rendimiento ante el Celta impide decir que haya renacido de sus cenizas, que se ha rehecho y transmite síntomas que invitan al optimismo. El pasado sábado cortó una mala racha a costa de un enemigo inoperante, pero su comportamiento dejó bastante que desear. Dejando sentado que es mejor que el conjunto gallego, su versión distó de la que, por ejemplo, ofreció en las citas que siguieron a la eliminación copera. Incluso estuvo por debajo del nivel dado en las derrotas por la mínima ante Sevilla y Betis.

Entre los motivos del bajón experimentado no cabe obviar el influjo del estado físico de varios de los habituales de Ernesto Valverde. Casualmente en el lote aparecen los cuatro principales encargados de aportar equilibrio. Lo cierto es que en un breve lapso han ido cayendo Iñigo Martínez, Yeray Álvarez, Óscar de Marcos y Mikel Vesga, a los que se han agregado Dani García y Ander Herrera.

Los ausentes

El primero, básico por jerarquía, estaba siendo el hombre más destacado hasta que sufrió una rotura y desde entonces nada ha sido igual. Yeray, segundo central en importancia, aguantó el tipo con el pubis tocado y forzó en Vila-real para acabar engrosando la lista de bajas irrecuperables. Dos ausencias sin compensación posible en un bloque que se ha apoyado todo el año en la eficiencia defensiva.

Si a lo anterior se le suma que Vesga anda renqueante y el técnico se ve en la tesitura de dosificarle, dándole entrada en las segundas mitades, los problemas se multiplican. Para colmo, se produce el ingreso en la enfermería de Dani García, la cuarta pata que sostiene la estructura. El parte médico no sugiere precisamente que vaya a regresar en lo que resta de liga: “Esguince en el ligamento lateral interno de su rodilla derecha”.

De Marcos volvió a la titularidad ante el Celta, mientras que la enésima lesión de Herrera se antoja concluyente. Si bien, la nota del club peca de imprecisa, pues solo indica que padece “una lesión muscular” y no concreta su grado ni su localización. Menciona “el músculo isquiosural de su muslo derecho” sin especificar, cuando los músculos isquiosurales son tres. Esto de ahora tiene todas las trazas de ser una recaída de una lesión anterior. Sea como fuere, Herrera parece asimismo abocado a despedirse hasta la próxima campaña. Recordar que el Athletic tiene dos compromisos esta misma semana y el tercero y último el 4 de junio. De confirmarse los peores augurios, en los compromisos decisivos del curso Valverde tendrá que recurrir a gente con la que apenas ha querido contar.