“Un día es un día” es una expresión que utilizamos en el contexto de una celebración. Quiere justificar un dispendio, un gasto extra por aquello de que se trata de una ocasión especial, singular. Sería deseable que rigiese para lo ocurrido en el Camp Nou; es decir, que el tremendo desbarajuste allí protagonizado sea algo insólito, difícilmente repetible y que además su influencia tampoco se deje sentir en lo sucesivo, en el balance de la competición. Deseable y obligatorio desde la perspectiva de los profesionales, puesto que tras haber mancillado la imagen que habían construido de sí mismos, corren el riesgo de que ahora también su crédito descienda en picado, a la misma velocidad que antes, en agosto y septiembre, se disparó hasta el cielo.

Sucede que el sentimiento de preocupación que planea sobre el actual estado del Athletic empieza a estar fundamentado si se revisa su trayectoria reciente, puesto que no puede obviarse que ha enlazado cuatro jornadas sin ganar. Por supuesto que no existe ni punto de comparación entre el fiasco del domingo y las actuaciones inmediatamente anteriores; lo de Barcelona es con mucha diferencia el peor partido de la temporada, mientras lo segundo, los empates a domicilio con Sevilla y Getafe o la derrota en casa por la mínima frente al Atlético de Madrid, aunque insatisfactorios, resultan más asumibles.

8

El Barcelona - Athletic, en imágenes AFP

En cualquier caso, el saldo de dos puntos sobre doce correspondiente al mes de octubre habla de un descenso en el rendimiento. Se preveía que en la medida que los adversarios a enfrentar, algunos de ellos al menos, poseen un potencial superior a los que tocaron en el inicio liguero, pudieran surgir problemas. Sin embargo, no como para desaprovechar la inercia positiva propia contra un Sevilla en caída libre que hasta estrenaba técnico, o como para dejar con vida a un Getafe voluntarioso sin más tras disponer de dos ventajas en el marcador. Sin duda que ambos empates deslucen el curso de los acontecimientos, pues se ha de reconocer que el Atlético de Madrid, probablemente en su versión más eficaz, y el Barcelona, al calor de su estadio, son de natural poco asequibles.

Y los de Simeone bien pudieron volverse a casa con un solo punto gracias al inconformismo que en el tramo final exhibió el Athletic, su única baza ese día para compensar que en la mayoría de las facetas del juego estuvo por debajo. La expectativa para la visita al Camp Nou no contemplaba la victoria. El factor suerte no computa en este desplazamiento concreto, según recuerda la historia. Dos décadas de decepciones profusamente aireadas en las vísperas eran el antídoto ideal para bajar del pedestal al más optimista y, de paso, para que el resto se fuese mentalizando de que la derrota estaba escrita.

Lo malo fue que hasta los jugadores parecieron contagiados por esa corriente fatalista. No es que no sudaran la camiseta, pero su nivel en absoluto estuvo a tono con la exigencia de una cita que se anuncia complicada. Perder es comprensible, no lo es perder como perdió el Athletic. Una forma de profundizar en esta idea sería poner nota a los futbolistas alineados por Xavi. Aparte de Dembélé y Sergi Roberto, cuesta repartir sobresalientes o notables en las filas azulgranas. No fue preciso que Pedri, Busquets, Lewandowski y demás brillasen o siquiera completasen un buen encuentro. Salvo los dos citados más arriba, el resto se limitó a firmar un aprobado holgado por la sencilla razón de que el Athletic no les apretó en toda la noche.

Ninguna reacción

Se vio un Barcelona muy cómodo, viviendo de la inspiración de su hombre más anárquico, quien con apenas tres avances mandó al rival a la lona. Liquidado el asunto en una veintena de minutos, luego se dedicó a sestear, a guardar fuerzas para la Champions. ¿Cuál fue la réplica del Athletic? No se pudo apreciar algo que mereciese ser considerado como una respuesta al castigo. De ahí el disgusto y la impresión de que el equipo ha ido decayendo paulatinamente y como consecuencia de ello le fue imposible reactivarse en medio del chaparrón.

Empezando por el entrenador, algunas de cuyas decisiones en la elección del plan y de los jugadores se revelaron erróneas. Asimismo extrañó que no acertase a articular medidas que ayudasen a enmendar el rumbo a lo largo de noventa y tantos minutos interminables, un auténtico calvario. Xavi, en cambio, dio con la tecla cargando la mano en la zona ancha a fin de saltarse la presión avanzada que presumiblemente propondría el Athletic. Tampoco es que su idea fuese clave, puesto que esa tarea de achuchar sin el balón fue un ejercicio estéril de los rojiblancos. Si se va a apretar, se va y con todo. Y van todos, por descontado. Dejar que Zarraga, en una posición que no es la suya ni por asomo, e Iñaki Williams se vacíen en la red que tejen los centrales con Busquets y De Jong, sin olvidar la inestimable aportación de Ter Stegen, un líbero con criterio, cuando otros facilitan la apertura de pasillos de fácil tránsito para avanzar, es una apuesta tan ingrata como suicida.

Te puede interesar:

Conceder la titularidad a gente sin rodaje, como Yuri, Herrera o el mismo Zarraga, en un encuentro donde la posesión normalmente se pone muy cara y lo que toca es desgastarse hasta el límite, se antoja asimismo poco recomendable. Y por acabar, si es evidente que algunos no se enchufan y olvidan seguir a su par, pues para eso y para todo lo demás están las sustituciones. Como están las correcciones tácticas, una baza con la que alterar o intentar corregir un guion fracasado.

Lesionados

Herrera y Dani García. El Athletic informó ayer de la situación de Ander Herrera y Dani García, quienes tuvieron que retirarse lesionados durante el encuentro frente al Barcelona disputado en el Campo Nou. Herrera sufre “una lesión muscular de carácter leve en el músculo semitendinoso de su muslo derecho”. Dani García, por su parte, “padece una lesión muscular de carácter moderado en el bíceps femoral izquierdo”. Herrera tuvo que abandonar el terreno de juego en el minuto 20, siendo reemplazado por Dani García, quien sufrió problemas y tuvo que ser a su vez sustituido en el minuto 60 por Unai Vencedor.