NO le podemos poner paños calientes a lo que sucedió en Barcelona. El equipo estuvo mal y desde el comienzo vimos a un Athletic muy alejado de lo que habíamos visto en la mayoría de partidos de esta temporada. Sin tensión, con demasiadas distancias y sin competir en ninguna de las partes del partido. Un equipo decepcionante en un estadio en el que históricamente no salen las cosas pero el domingo no se estuvo a la altura de las circunstancias. El Barcelona despachó a los rojiblancos en diez minutos. Tremendo.

Valverde optó por un centro del campo distinto. Banquillo para Sancet y Muniain. No salió bien la apuesta. Xavi diseñó una zona central con muchos hombres y esto se le atragantó al Athletic. Por las bandas, sobre todo la izquierda, fue un drama. Dembélé se lo pasó pipa. El francés exhibió todas sus virtudes ante un Yuri desbordado y un Berenguer al que parecía no le gustaba ese partido. Fue una noche para olvidar por ese flanco. Por la derecha la cosa no era tan compleja en defensa, pero Balde pudo en todo momento con Nico, muy poco en ataque. Vamos, que para el minuto 22 estaba todo el pescado vendido.

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El Barcelona - Athletic, en imágenes AFP

Sumar solo dos puntos de doce puede sonar a crisis, pero al igual que al comienzo del campeonato no lanzamos las campanas al vuelo, de la misma forma no lo debemos hacer al contrario. El técnico tras el partido frente al Atlético sugirió que esa derrota debía servir de aprendizaje, pues bien, creo que esta también debe valer para lo mismo. En este caso lo sucedido ante el Barcelona no debe volver a producirse, por imagen, pero sobre todo porque enciende las alarmas en cuanto a las dudas que se puedan generar dentro de la caseta. Estos partidos si no cierras rápidamente la herida con una buena actuación en el siguiente, pueden hacer mucha pupa.

El próximo domingo llega a La Catedral el Villareal. El equipo amarillo no está destacándose por sacar los partidos con suficiencia, sino todo lo contrario. Aun así es un grupo importante de jugadores de nivel contrastadísimo. Hay que regresar a las ideas claras y la frescura y eso es urgente. Quizá no sea el mejor rival para ello pero no queda otra porque si no estaríamos pasando de la euforia contenida tras un buen inicio a la tristeza de comprobar cómo lo que bien arrancó se tuerce en tan solo un mes, el famoso octubre.

El míster ha perdido a dos jugadores del centro del campo y tendrá que buscar opciones. La plantilla está preparada y el parón por el Mundial está muy cerca. Debemos ser optimistas pero las urgencias tocan a la puerta de San Mamés. Confiemos en ellos.