Enero es el mes de las rebajas en los comercios. También es el de las subidas del IPC, que es el que afecta al bolsillo del ciudadano de a pie. Enero, futbolísticamente hablando, es un mes sumamente intenso en los últimos años, ya que en el mismo se concentran hasta tres competiciones. Así es en el caso del Athletic y de unos pocos más elegidos, de los que compiten en el nuevo formato de la Supercopa. La entidad bilbaina ha participado en esta última el curso pasado y en el presente, con un bagaje de un título y un subcampeonato, que no está nada mal. Es más, es el único que ha repetido en la final en este bienio. El Athletic, por tanto, cierra este enero con la disputa de siete partidos en un intervalo de solo tres semanas, es decir, un encuentro cada 72 horas. Lo ha hecho tanto en liga, como en la Copa y en la Supercopa, con un saldo de cinco victorias, un empate y una única derrota, la sufrida en la finalísima en Riyadh ante el Real Madrid, paradójicamente el próximo rival de los leones, el 3 de febrero en San Mamés en la excitante eliminatoria de cuartos del torneo del K.O. y que el colectivo de Marcelino comenzará a preparar desde mañana, con el regreso al trabajo en Lezama después de gozar de dos jornadas de un merecido descanso.

Un mes de enero en el que las últimas 72 horas competitivas han marcado un antes y un después para este Athletic, que ha entrado en un escenario que acentúa su autoestima. La pérdida de la corona de la Supercopa en tierras saudíes se entendió como un revés no tan dramático de digerir como sí ocurriera con las dos finales de Copa en La Cartuja el pasado abril, por lo que derrota ante el Madrid, con penalti incluido marrado por Raúl García, no derramó demasiada sangre. Es más, el conjunto rojiblanco se rearmó porque cuatro días después le tocaba afrontar un reto mayúsculo ante un Barça que se presentó en Bilbao con las piernas más frescas que las de los leones. El Athletic abordó el compromiso como si se tratara de una finalísima, que en el fondo sí lo era. Continuar en el torneo copero se asumía como una necesidad para no dejarlo todo a la única carta de la liga, en la que emerge otro objetivo ilusionante y reconocido desde el inicio de curso, que no es otro que conseguir una plaza que permita al club volver a competir en el Viejo Continente cinco temporadas después de la anterior ocasión. No en vano, el Athletic ha cerrado la jornada en la octava posición a un solo punto de la zona europea.

Pues en esta franja de 72 horas el Athletic ha consumado los dos propósitos interiorizados pese a las dificultades conocidas en ambos casos. El enorme encuentro con el Barça, con prórroga incluida, implicó un desgaste brutal del conjunto rojiblanco fiel a la idea que propone Marcelino, que sí ha acertado en sus decisiones y la gestión de recursos en estas dos citas recientes. El Athletic continúa en la Copa, en la que quiere hacer historia en el caso de jugar una tercera final consecutiva, y ha subido su cotización en la liga gracias a su victoria del domingo en el que hasta ese momento era el inexpugnable estadio Vallecas ante el Rayo de Andoni Iraola. Dos partidos diferentes, dos formas distintas de afrontarlos por los leones, dos planteamientos dispares... y sendas confirmaciones por parte de Nico Williams, espectacular ante el Barça, y Nico Serrano, determinante en el éxito del domingoNico Serrano en Madrid. Dos diamantes, de 19 y 18 años respectivamente, aún por pulir, pero que ya son presente y que tan buenas migas hicieran el ejercicio pasado en el Bilbao Athletic que por entonces dirigía Joseba Etxeberria. El menor de los Williams ya es jugador a todos los efectos del primer equipo y su tocayo va camino de ello, conocedor de que su protagonismo ha subido como la espuma y de que sus presencias con el filial en el futuro cercano pasarían a ser muy puntuales. Los dos son parte importante en las 72 horas mencionadas, que han cambiado mucho en el entorno Athletic.

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Son los goles que ha anotado el Athletic en los siete partidos disputados en enero. En tres de ellos ha terminado con su portería a cero.