Hay partidos que de antemano se sabe que toca ponerse el mono de trabajo sí o sí. El de esta noche será uno de ellos. Así las cosas, el Athletic cambia de chip. Asume que el compromiso en el Coliseum Alfonso Pérez poco o nada tendrá que ver con el del pasado miércoles en el Santiago Bernabéu. Entonces, el colectivo de Marcelino y tiró de un fútbol descarado.

El Real Madrid suele conceder esas licencias al rival, deja jugar, pero mata a la mínima. Es lo que sucedió y los leones, como se conoce, sufrieron una dolorosa derrota que no merecieron por lo visto en el verde. El Getafe, en cambio, propondrá otro tipo de partido. Va en su genética. Esté quien esté al frente de su tropa. Y el Athletic así lo analiza, consciente de que el matiz físico, ese músculo competitivo, se entiende como determinante en los duelos frente al equipo azulón, situado en la zona de descenso, pero un tanto aseado con la llegada de Quique Sánchez Flores a su banquillo. El Getafe no engaña a nadie, sobre todo cuando compite en su feudo, que no se le da nada bien a un equipo rojiblanco que quiere reencontrase con el gol, que le cuesta horrores hacer, y con una victoria que no saborea desde que superara al Villarreal en el lejano 23 de octubre. Son seis jornadas consecutivas las que encadena el Athletic sin vencer y en las que solo ha sumado cuatro de 18 puntos posibles, inercia que desea enderezar en un choque de mucha tensión.

Marcelino tiene perfilado un plan de choque. Es consciente de que la presión empieza a dejarse ver aunque no la mencione durante sus comparecencias. Una nueva jornada, la séptima seguida, sin ganar llevaría a aumentar la preocupación en la masa social cuando por delante llegan tres partidos consecutivos en San Mamés ante paradójicamente los tres primeros clasificados a día de hoy de la liga, entre ellos el Real Madrid, al que el Athletic volverá a enfrentarse 21 días después de la cita en el Bernabéu. El encuentro en el Coliseum entraña, por tanto, su punto de trascendencia para un Athletic que, en boca de su entrenador, se lamenta de que los resultados no son justos con su equipo, al que, se quiera o no, le penaliza su deficitaria pegada. No en vano, solo ha visto puerta en uno de sus últimos cuatro encuentros, por lo que debe buscar soluciones frente a un Getafe que tampoco puede presumir de eficacia ante la meta rival, sensaciones que invitan a un duelo áspero y que se inclinaría a favor del que no desperdicie sus ocasiones, el abecé del fútbol.

El técnico rojiblanco recupera a Iñigo Martínez, ausente por sanción ante el Real Madrid, lo que relegará a Unai Nuñez al banquillo, que podría compartir con Iker Muniain, que viaja con el grupo pese a las molestias musculares que padece y que le impedirían comparecer de inicio en el Coliseum. Su puesto lo ocuparía un Alex Berenguer venido a menos este curso y que necesita resetearse para acercarse a la versión que proyectó la campaña pasada. Con el de Barañain en el costado izquierdo, Oier Zarraga, notable en el Bernabéu, repetiría de inicio en la derecha, en lo que supondrá una nueva oportunidad del getxotarra, un futbolista talentoso, para acentuar su progreso, en tanto que Iñaki Williams y Raúl García volverían a formar la pareja ofensiva, aunque con algunas opciones para Oihan Sancet en lugar del último. Sea como fuere, el Athletic no se puede despistar en el Coliseum ante un Getafe sobre el que tiene que poner el foco en vigilar a sus dos atacantes, el turno Enes Ünal y el canario Sandro, autores de seis de los nueve goles de su equipo.