L, undécimo en liga tras sumar nueve puntos en siete partidos, visitará el domingo a un Valladolid en plena crisis de juego y resultados. El conjunto pucelano, sin ir más lejos, figura como colista de Primera División sin victorias de por medio en sus ocho encuentros ligueros. Incapaz de imponerse a ningún rival, los hombres de Sergio González solo suman tres puntos hasta la fecha gracias a otros tantos empates ante Real Sociedad (1-1) y Celta (1-1) como locales y contra el Huesca (2-2) a domicilio. El resto de compromisos frente a Betis (2-0), Real Madrid (1-0), Eibar (1-2), Alavés (0-2) y Villarreal (2-0) tocaron a su fin con derrotas que han puesto contra las cuerdas al técnico vallisoletano.

La figura de Sergio asoma en entredicho hasta el punto de que un nuevo tropiezo ante el Athletic en el osé Zorrilla podría acarrear su destitución. Las voces que abogan por un cambio de entrenador son cada vez más notorias en el entorno de un equipo desdibujado y sin rumbo fijo en la recta inicial de un campeonato en el que las alineaciones y los cambios de sistema han sido una constante en un Valladolid sin las ideas claras. La fiabilidad defensiva, clave del éxito en cursos anteriores, ha desaparecido para lamento de un colectivo que acumula ya cinco derrotas en ocho partidos con un balance de cinco goles a favor y trece en contra.

Los números, además, señalan directamente a Sergio, quien solo ha ganado 19 de los 84 encuentros dirigidos en Primera División a un desnortado Valladolid que encarará la cita frente al Athletic tras firmar el peor arranque de su historia en la máxima categoría al batir los registros negativos de los cursos 1952-53, 1982-83 y 1997-98. La necesidad de lograr un primer triunfo que aporte un rayo de luz y esperanza a la afición se antoja, así las cosas, fundamental para un equipo que apuesta por el 4-2-3-1 o el 4-4-2 en función del momento y el adversario de turno. A ambos sistemas volvió a dar vuelo en balde durante el choque del lunes ante el Villarreal un cariacontecido Sergio, tercer técnico que en más partidos oficiales consecutivos ha dirigido al Valladolid con un total de 103 al igual que Miró y por detrás de los 108 de Barrios y los 156 de José Luis Mendilibar.

El envite dominical ante el conjunto de Gaizka Garitano, sin embargo, podría ser el último del preparador catalán a los mandos de un equipo al que ascendió a Primera en junio de 2018, pero que no carbura en la actualidad. Blandos en defensa, sin peso en el centro del campo y sin los colmillos afilados en ataque, las sensaciones negativas son una preocupante realidad para un Valladolid que todavía no ha visto golear a Shon Weissman, su fichaje estrella del verano al convertirse en la incorporación más cara en la historia del club como consecuencia de los cerca de cuatro millones de euros desembolsados por sus servicios.

El delantero israelí, máximo realizador de la liga austriaca la pasada temporada con el Wolfsberger al marcar 30 goles en 31 partidos, solo ha partido como titular en dos de las seis jornadas en las que ha participado con un equipo que se presenta a día de hoy como el rival más vulnerable para un Athletic que buscará los tres puntos a domicilio.