Los rostros en la sesión pospartido en Lezama proyectaron cualquier otra sensación que no se relaciona con la alegría. Incluso se dejó ver Rafa Alkorta, el director deportivo del Athletic, cariacontecido y cabizbajo. La preocupación, por tanto, es evidente, tanto en la masa social como en la propia cúpula de la entidad. La derrota encajada en el derbi de El Sadar ha hecho mucho daño, tanto en la forma como en el fondo. No es la primera vez que ocurre. Sin embargo, el triunfo una semana atrás sobre el Levante parecía marcar un punto de inflexión en la dinámica errante del conjunto rojiblanco, pero ese momento de subidón se quedó en un espejismo. La imagen ofrecida por los leones volvió a ser paupérrima, en todo un ejercicio de máxima impotencia ofensiva frente a un mermado Osasuna, que señala por enésima vez a Gaizka Garitano, al que el crédito que le queda va disminuyendo a gran velocidad, hasta el punto de que puede llegar la hora del ultimátum en caso de que no retomen los buenos resultados y un fútbol creíble a corto plazo.

Garitano se la juega. Alkorta y la Junta Directiva presidida por Aitor Elizegi prefieren a día de hoy no tomar medidas drásticas, pero se mantienen en alerta una vez que el equipo no ofrece buenas sensaciones recorridas ya seis jornadas, en las que la cosecha se ha reducido a seis puntos y muy cerca del vértigo que supone entrar en la zona de descenso cuando el calendario en este arranque de liga se presentaba amable y propicio para hacer caja. No ha sido así y, en cambio, se han acentuado las dudas y las críticas hacia el plan del técnico, consciente de que los dos próximos partidos antes de un nuevo parón competitivo pueden suponer un antes y un después a nivel personal, una vez que su puesto podría correr peligro en caso de que los rojiblancos no cambien de aspecto en sus duelos frente al Sevilla, que llega el sábado a Bilbao en un pequeño bache al encadenar dos derrotas consecutivas en liga (Granada y Eibar), y el Valladolid, colista y al último equipo que dirigió el derioztarra con anterioridad a su regreso a Lezama, en el José Zorrilla, campo en el que el Athletic firmó una llamativa goleada el pasado curso (1-4) tres días después de lograr el billete a una final de Copa aún pendiente de disputarse.

En la víspera del duelo ante el Levante, Garitano fue cuestionado sobre si se creía sometido a un continuo ultimátum después de las dos derrotas seguidas ante el Cádiz y el Alavés. Entonces dijo que "eso no depende de mí" y transcurrida una semana se reactiva esa hipótesis. Tanto Alkorta como Elizegi, los principales valedores de la renovación del derioztarra el pasado mes de mayo, reiteraron su confianza en el entrenador en sus respectivas comparecencias ante los medios de comunicación una vez que se frustró el fichaje de Fernando Llorente en el día final de mercado veraniego, pero el fiasco ante Osasuna no hace más que recuperar el debate sobe la credibilidad que ofrece Garitano, que finiquitó de mala manera el curso anterior y que ha empezado el presente con la misma pinta. No en vano, en sus últimos diez partidos, cuatro correspondientes a la liga pasada, el Athletic solo ha firmado tres victorias y ha sufrido siete derrotas, con un balance de 7 goles a favor y 15 en contra; y con el matiz de que no ha sido capaz de ver puerta en seis de estos encuentros, lo que delata sus evidentes debilidades ofensivas.

Así las cosas, el enfrentamiento ante el Sevilla de Julen Lopetegui se antoja trascendental para el futuro inmediato. El conjunto sevillista ya venció en San Mamés el pasado 9 de julio por 1-2, entonces dentro de la trigésimo quinta jornada de la pasada liga, y lastró las opciones europeas de los leones, conscientes de que tienen que dar su mejor versión ante un rival que quizá llegue a Bilbao un tanto despistado por la Champions League, ya que juega 72 horas antes frente al Rennes en el Sánchez Pizjuán. Sea como fuere, Garitano está en el punto de mira, sobre todo si el Athletic no suma los tres puntos frente a los hispalenses y no sale tampoco airoso de la visita posterior al Valladolid, escenario que pondría en un gran apuro a la Junta Directiva, pese a que se salva de la presión de una Asamblea de Socios Compromisarios programada para el 15 de noviembre, precisamente tras esos dos partidos, pero aplazada sine die por culpa de la situación de la pandemia del covid-19.

Mala jornada. La derrota encajada por el Athletic el sábado en El Sadar le ha vuelto a dejar en una situación clasificatoria delicada después de los resultados de la jornada del fin de semana y que se cierra hoy con el Levante-Celta. Los de Gaizka Garitano se han visto superados por el Eibar y el Alavés, que vencieron en sus respectivas visitas al Sevilla y al Valladolid, por lo que ayer se acostaron a un solo punto de la zona de descenso. El sábado los leones se miden en San Mamés a un Sevilla en horas bajas.

Ander Capa pide perdón. El portugalujo se disculpó ayer a través de su cuenta de Twitter por su grueso error que costó la derrota rojiblanca en El Sadar: "Todos somos humanos y nos podemos equivocar. Ayer no fue mi mejor partido, lo reconozco. Por ello quería disculparme tanto con el equipo como con todos los athleticzales. Prometo medir mis pasos y defender este escudo con garras y dientes".