Una mala decisión de Capa, quien cometió un derribo innecesario en el área, fue determinante para que el Athletic se fuera de vacío de El Sadar. Este sería el resumen telegráfico del derbi. Pero centrarse en esa desgraciada acción no deja de ser un modo simplista de explicar el 1-0 favorable a Osasuna. Fue un partido abocado al empate sin goles desde el comienzo, no cabía pensar en otro desenlace. Es lo que hubiera sucedido de no mediar el penalti transformado por Rubén García, pero cómo pasar por alto que la impresión que dejaron los noventa minutos únicamente puede calificarse de deprimente. Con gol o sin él, ambos conjuntos decepcionaron a su gente y qué decir del espectador neutral, si es que alguno fue capaz de resistir delante de la televisión hasta el final. Osasuna y Athletic brindaron un espectáculo infumable, presidido por el temor a la derrota, actitud que acaso los implicados venderán como un exceso de respeto mutuo.

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Osasuna 1 - Athletic 0

La previsión advertía sobre la posibilidad de asistir a una pelea cerrada, con dos equipos mentalizados para fajarse en cada disputa y retirarse a la ducha sin una gota de combustible en el tanque. Empuje, presión, concentración, orden, en fin, se presumía que ninguno de estos elementos faltaría y en este sentido el pronóstico dio de lleno en la diana. Ahora bien, lo que no cabía esperar es que el partido se redujese a eso, a un batallar incesante con el único objetivo de preservar a salvo el área propia. Sin embargo, los protagonistas se aferraron al conservadurismo para deleite de los amantes de cualquier otra disciplina deportiva y de la gente que prefiere otras fórmulas de entretenimiento de fin de semana. Léase el cine, el paseo, la siesta, la conversación, cocinar, la lectura, etcétera. No se cita el poteo porque de un tiempo a esta parte se trata de una actividad de riesgo.

Sí, Athletic y Osasuna cumplieron el guión anunciado, pero el problema radicó en que escogieron desarrollarlo en su versión más árida y tosca. Levantaron un monumento al antifútbol y la verdad es que parecieron comodísimos o al menos conformes con rebajar la calidad de su trabajo a niveles ínfimos. Ambos desesperaron con su renuncia a intentar cosas distintas al pelotazo en largo o el repliegue disciplinado. Elevaron el rigor táctico a la máxima potencia y despreciaron el abanico de alternativas que contempla este juego, precisamente aquellas que le dotan de atractivo e interés. Tanta aplicación en hacer lo justo y raspado, o sea, sudar, correr, saltar y repartir golpes, resulta desolador en profesionales de élite. Si encima semejante colección de desatinos con el balón, imposible de compensar exclusivamente con la densa ración de ardor guerrero, se traduce en irse para casa con cero puntos, qué decir. Entonces, el desconsuelo alcanza cotas insoportables.

Un dato que ilustra el primer tiempo son las veinte faltas señaladas por el árbitro. Otro, que Osasuna solo chutó una vez: Iñigo Pérez, fuera en falta desde 30 metros. Uno más, que Unai López, en vista de que nadie le prestaba la pelota, destacó por firmar seis robos. Hombre, también puso un golpe franco venenoso que Herrera palmeó a córner, un remate flojo desde la frontal y un centro que Iñigo cabeceó a las manos del portero. Eso y una volea de Berenguer, que anduvo como alma en pena, igual que Muniain, fue el bagaje ofensivo del Athletic hasta el descanso. Así expuesto puede interpretarse como que el cuadro visitante mereció algo más que el anfitrión y no sería mentira, pero no dejan de ser detalles en medio del fragor del envío en largo y la imprecisión.

todo igual

Ninguna novedad en la reanudación. Lo dicho, el 0-0 llevaba camino de saldar el centenario rojillo con pena y sin gloria. Los dos entrenadores aguantaron lo que no está en los escritos antes de agitar el banquillo. Ay, cuánto pesa el miedo. Debido al cansancio fueron abriéndose espacios para probar algo distinto, pero Arrasate solo se atrevió a refrescar, hombre por hombre, su línea de ataque a veinte de la conclusión. Garitano reaccionó seguido, parecido: Villalibre por Williams. O sea nada distinto que proponer. Valía con mantener las estructuras rígidas y persistir en la idea inicial. Osasuna había dado un susto cuya génesis lo dice todo: saque largo de Herrera, Yeray calcula mal para despejar y a Capa le cogen la espalda en el área. Jony se encuentra solo ante Unai Simón y este con su salida tapa la portería. El Athletic, cero señales de vida en el capítulo ofensivo.

Y llegó el empujón de Capa sobre Barja. Penalti sin discusión. Diez escasos minutos por delante y arranca el desfile de sustituciones, Yuri y los chavales: Morcillo, Vicente y Zarraga. El objetivo es obvio, hay que meter una para empatar. Misión ciertamente compleja y muy ambiciosa la de recurrir a los menos duchos en la categoría para que deprisa y corriendo, contrarreloj, hagan lo que los componentes de la alineación tipo han sido incapaces siquiera de buscar con algo de intención y una pizca de estilo. La lógica se impone. Osasuna no está por la labor de soltar la pieza después de tanto gasto, menos aún en fecha tan singular. Un cabezazo forzado de Capa a servicio templado por Vicente constituye la única oportunidad anotada.

Cuarta derrota en seis jornadas. La imagen del día del Levante flota en el recuerdo, a modo de espejismo. El Athletic ha olvidado pronto que al fútbol se juega con el balón, a poder ser asociándose con él, y sosteniendo la mirada fija en la portería enemiga. Por razones que alguien conocerá y sabrá desgranar, no ha tardado en recuperar ese perfil vulgar que ya le ha costado varios disgustos. Saltó a El Sadar convencido de que bastaba con ser recio y contundente en tareas defensivas y salió trasquilado. No, no cayó por culpa de un penalti, cayó porque dejó en la caseta las armas que seguramente le hubiesen permitido reflejar que es mejor equipo que un Osasuna plagado de bajas.

OSASUNA: Sergio Herrera; Roncaglia, Aridane (Min. 29, Unai García), David García, Juan Cruz; Oier, Iñigo Pérez, Nacho Vidal (Min. 88, Roberto Torres), Rubén García, Jony (MIn. 74, Kike Barja); y Enric Gallego (Min. 74, Adrián).

ATHLETIC: Simón; Capa, Yeray, Iñigo Martínez, Balenziaga (MIn. 82, Yuri); Dani García, Unai López (Min. 87, Zarraga), Muniain (Min. 87, Vicente), Raúl García, Berenguer (Min. 82, Morcillo); y Williams (Min. 77, Villalibre).

Gol: 0-1: Min. 81, Rubén García.

Árbitro: Cuadra Fernández (Colegio Madrileño). Amonestó a David García, Jagoba Arrasate, Oier y Nacho Vidal de Osasuna; y a Yeray y Raúl García, del Athletic.

Incidencias: Partido correspondiente a la séptima jornada de LaLiga Santander, disputado en El Sadar. En los prolegómenos del encuentro, el músico Serafín Zubiri presentó el himno conmemorativo del centenario de Osasuna.

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