ESTABAN aún más de 20 minutos para que concluyera el encuentro entre el Athletic y el Levante, que marchaba aún con empate a cero en el marcador, cuando Gaizka Garitano llamó a filas a Jon Morcillo y a Oier Zarraga, que calentaban en la banda. Toda una declaración de intenciones del técnico, que lejos de apostar por otros futbolistas con más experiencia en Primera para buscar la victoria, se mostró decidido a dar entrada a dos chavales que se ganaron en verano el salto al primer equipo y que, si bien el primero de ellos ya sabía lo que era debutar en la máxima categoría, en el caso de Zarraga se encontraba ante su bautismo como león. Mientras ambos recibían las últimas instrucciones en el área técnica de manos de Patxi Ferreria, el segundo de a bordo, Álex Berenguer adelantó al Athletic. Garitano pidió entonces una especie de tiempo muerto, sopesó las distintas opciones, y lejos de echarse atrás, siguió adelante con el plan establecido. Sentó a Iker Muniain y Unai López y dio entrada a Morcillo y Zarraga.

Esa apuesta, así como la lógica titularidad de Berenguer, se puede entender como una declaración de intenciones, otra más, del técnico. Al margen de que el getxotarra se convirtiera en el séptimo cachorro en debutar a sus órdenes, con sus cambios el técnico lanzó un mensaje a otros jugadores de la plantilla que en tiempos no tan lejanos partían con la vitola de titulares o que estaban cerca de ser acreedores de tal condición.

Sin competiciones europeas por tercera temporada consecutiva, con la Copa y la Supercopa de Arabia aún en un horizonte lejano, torneos que aguardan al conjunto rojiblanco en el mes de enero, y con solo dos jornadas intersemanales hasta final de año, el calendario no invita a pensar en demasiados cambios en las alineaciones. No al menos si no median lesiones, sanciones o un muy mal rendimiento de algún jugador, aunque a tenor de los antecedentes hay un puñado de futbolistas que son intocables para Garitano.

Algo que no sucede en determinadas demarcaciones, con el foco puesto, entre otros, en un Iñigo Córdoba que a día de hoy es la tercera opción para el extremo zurdo tras Berenguer y Morcillo. El bilbaino perdió la titularidad en el estreno de la liga en favor del ímpetu y las buenas sensaciones demostradas por Morcillo en el verano y, aunque el técnico le alineó en el derbi ante el Alavés, su participación en estos primeros cinco partidos de liga ha sido casi testimonial, con 64 minutos repartidos entre el choque de Mendizorrotza y el de Ipurua ante al Eibar, en el que disputó los cinco minutos finales. A corto plazo no parece que su situación vaya a cambiar demasiado, toda vez que Berenguer ha comenzado a rentabilizar desde el primer día la inversión realizada por el club (10 kilos más 1,5 en variables) y que el de Zornotza ha aterrizado con fuerza en la élite.

La irrupción de Morcillo y la decidida apuesta de Garitano por el navarro complican también sobremanera la entrada de otros futbolistas de banda como Iñigo Vicente e Ibai Gómez. El primero se estrenó como león frente al Cádiz, donde disfrutó de sus primeros 26 minutos en la élite, y aunque dejó algún buen detalle, no parece que se encuentre entre los favoritos del entrenador. Tampoco el atacante de Santutxu, como así quedó evidenciado el pasado curso. Por si fuera poco, ha causado baja en los cinco partidos de liga disputados debido a una lesión en el hombro y, aunque su regreso se intuye cercano, pues está ya en la recta final, no hay una fecha concreta.

Vesga y Sancet

En una situación similar a la de Córdoba se encuentra Mikel Vesga, con la particularidad de que este finaliza contrato el próximo 30 de junio y que, en un principio, su renovación es un asunto que no se encuentra entre las prioridades del club, no al menos a corto plazo. Aunque fue titular en el estreno ante el Granada y salió en el descuento contra el Eibar, la dupla Dani García-Unai López está cada vez más asentada y por la derecha parece que le adelantan los jóvenes: Unai Vencedor y Oier Zarraga, quien en un principio iba a estar a caballo entre el filial y el primer equipo, pero que tanto en la pretemporada como en el amistoso ante el Valladolid demostró que puede aportar ya arriba.

Oihan Sancet, por su parte, podría ser otro de los damnificados por la irrupción de los jóvenes. Ha participado en cuatro de los cinco partidos de liga, siendo titular en uno de ellos, pero sigue sin dar el paso al frente que se esperaba. Es joven, tiene todas las condiciones para triunfar y es posible que la competencia en la medular le ayude a crecer. El tiempo pondrá a cada uno en su sitio.