La fotografía que ofreció el tramo final del encuentro del domingo en San Mamés contiene una enorme carga simbólica. La masa social del Athletic así lo entiende. Es un retrato que encarna la esencia que guía al conjunto rojiblanco. Lezama, Lezama, Lezama€ El corazón de la entidad bilbaina, como así lo han definido en el pasado ilustres exjugadores, extrenadores, exdirectores deportivos y expresidentes, entre otros estamentos. El colectivo de Gaizka Garitano cerró el reparador triunfo sobre el Levante con Asier Villalibre, Unai Vencedor, Jon Morcillo, con el matiz que de estos los tres últimos formaban parte de la columna vertebral la campaña anterior del Bilbao Athletic de Joseba Etxeberria. Los también canteranos Ohian Sancet e Iñigo Vicente, que debutó como león en el choque ante el Cádiz, asomaron en las butacas reservadas para los suplentes, aunque no gozaron de la oportunidad de participar en la conquista de tres puntos vitales para el devenir del equipo a corto plazo. El propio Garitano puso el acento sobre este fotograma en su comparecencia después del partido, aunque queda por conocer si esta apuesta no se recordará como un mero guiño a la parroquia con el paso de las jornadas.

Lezama, por tanto, está de moda. Se ha revalorizado en lo que se lleva recorrido de curso, lo que indica el cambio en la hoja de ruta del cuerpo técnico en comparación con la temporada pasada. A estas alturas de la película, cumplidas cinco jornadas, Sancet, que jugó ante el Barcelona, y Gaizka Larrazabal, que compareció un periodo en Getafe y durante un puñado de minutos en Mallorca, fueron los únicos cachorros en entrar en los planes de Garitano, que no dio la oportunidad a Villalibre hasta la décimo tercera jornada. En la presente, han debutado ya Iñigo Vicente, Zarraga y Morcillo, quien curiosamente ha sumado ya 250 minutos, el total que consumó Larrazabal en toda la liga pasada. A estos, hay que añadir a Vencedor, debutante la temporada anterior ante Osasuna y que han comparecido en Granada y el pasado domingo, y Jokin Ezkieta, nominado segundo portero.

Zarraga, de 21 años de edad, es el último en convertirse en león. El jugador, nacido en Getxo pero criado en Mungia, "es el tapado", según apuntan los que le conocen desde que recalara en primer año de alevín en Lezama. Es un futbolista diferente y que ya dio un salto importante la temporada pasada en las filas del Bilbao Athletic, en el que emergió como el más utilizado por Joseba Etxeberria, ya que compareció en 29 partidos (los mismos que Morcillo), en todos ellos de titular y con un recorrido de 2.559 minutos, frente a los 2.430 de Vencedor y los 2.161 de Morcillo. "Es una perla si se le dan oportunidades, hay que dosificarlo en este inicio en el primer equipo y es muy importante la gestión que lleve a cabo el entrenador", añaden exprofesionales de la factoría rojiblanca que hablan maravillas de este centrocampista "que tiene una enorme visión de juego y también la calidad técnica necesaria para ejecutarla".

El de Mungia ya se exhibió en el último amistoso en Valladolid, donde firmó un gol de bella factura tras asistencia de Iñigo Córdoba. Llegada, control y golpeo de lujo, que sirvieron para poner el 0-2 provisional. El domingo tuvo veinte minutos frente al Levante, en los que mostró detalles de su calidad y descaro cuando tiene la posesión, lo que le convierte en un jugador a tener en cuenta. "Sabe lo que quiere y lo que tiene que hacer para asentarse en el Athletic. Igual no es un líder, pero sí un futbolista al que se va a respetar en el vestuario por lo que aporta", matizan las fuentes consultadas, que describen a Zarraga como "un chico tímido, pero muy inteligente, un alumno ejemplar -cursa cuarto de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, CAFyD, en la Universidad de Deusto- que saca buenas notas. Es, por poner un ejemplo, similar a Iraola, serio, formal... Es el novio ideal para una hija". Zarraga ya se ha estrenado como león, al igual que varios de sus coetáneos. Le toca gozar de continuidad a corto plazo. Lezama pide paso.