BILBAO. Las alarmas han saltado en el entorno athleticzale. El transcurrir de los leones no ofrece ya el color rosa del inicio liguero, cuando los buenos resultados arrancaban continuas sonrisas de oreja a oreja. Aquella bonanza tenía cierto tufo ficticio, porque el equipo bilbaino no proyectaba precisamente un fútbol como para aplaudir. Funcionaba, eso sí, la idea Garitano, que sirvió para sacar al Athletic la campaña pasada del monumental lío en el que se metió bajo la dirección de Eduardo Berizzo, pero que con el paso del tiempo los rivales ya le han tomado la matrícula. Los tres últimos encuentros disputados por este Athletic le han retratado. Ha cogido un tono grisáceo, lo que ha desactivado la euforia generada cuando llegó incluso a ser líder.

Garitano vive, incluso, su pico más bajo desde que ascendiera al banquillo del Athletic el pasado diciembre. La estadística también le empieza a fallar. No en vano, es la peor tacada de cinco partidos seguidos que firma. El cuadro rojiblanco solo ha sido capaz de sumar cinco puntos de quince posibles ante Mallorca, Alavés, Leganés, Valencia y Celta, y con el añadido negativo de enlazar también por primera vez tres jornadas sin conseguir la victoria. Los resultados ya no le acompañan y tampoco el fútbol. El derioztarra lo subrayó en su comparecencia tras el duelo en Balaídos: “Tenemos problemas con el balón”. Una declaración rotunda y que aflora la impotencia que han mostrado los leones desde el derbi ante el Alavés, traducido en una reducidísima pegada de un solo gol en estos recientes compromisos, con autoría de Raúl García desde los once metros.

El técnico, ante semejante bajón, ya tiene que hacer frente a preguntas más directas ante los medios de comunicación. Se lo preguntaron sin medias tintas en Vigo. Si la propuesta del equipo es pobre, si carece de ambición? Cuestiones que responden a lo que se observa desde fuera del césped. Garitano, lógicamente, se defiende y no comparte tales apreciaciones. Es el matiz subjetivo que explota el fútbol. El de Derio sigue fiel a su idea, la que le ha respondido cuando el equipo las pasaba canutas no hace tanto tiempo. Sin embargo, el recorrido de la liga la va deteriorando, como así lo reflejó en los partidos claves del ejercicio anterior con el billete europeo en juego, con los fiascos en el José Zorrilla, en el Coliseum Alfonso Pérez y en el Sánchez Pizjuán.

Lo cierto es que el Athletic se desactiva, sobre todo cuando compite lejos de Bilbao. El curso pasado solo venció en cuatro desplazamientos con Garitano en el banquillo (Celta, Huesca, Girona y Leganés), con una escasa tarjeta de ocho goles en doce visitas. En la liga actual el impacto como foráneo se mantiene en una tendencia similar y el conjunto rojiblanco no es capaz de dar un golpe de autoridad cuando viaja. En sus cuatro desplazamientos solo ha visto puerta en dos ocasiones, con goles que han llevado la firma de Raúl García, y solo uno de ellos, el ejecutado en Getafe, se gestó en una jugada trenzada tras una gran asistencia de Ander Capa, que, para más inri, tampoco presume de esa plusvalía como asistente de lujo que generó los triunfos ante el Barça (1-0) y la Real Sociedad (2-0) en San Mamés.

La dolorosa derrota encajada por el Athletic en Balaídos acentúa el mal momento de juego de los rojiblancos, que han perdido la chispa que les hizo imbatibles en el tramo inicial de liga. El primer parón competitivo de septiembre dibujaba una estampa colorida y casi todo eran parabienes para Garitano y para la plantilla, que gozaba de un momento espléndido. Sin embargo, el último mes se ha tornado más oscuro. Emergen las dudas y el equipo da síntomas de debilidad, lo que ha rebajado las expectativas en la entrada del segundo reposo de la liga, un puñado de días que servirán para que la autocrítica se instale en la caseta rojiblanca, conscientes de que hay conceptos que corregir, especialmente los que conciernen a la creación del juego y a la gestación de ocasiones de gol.

CALENDARIO TRAMPOSO

El Athletic sumó en las tres primeras jornadas siete puntos y en las cinco siguientes la cosecha se ha limitado a cinco, lo que le permite ocupar la séptima plaza, pero con solo tres puntos de ventaja sobre el décimo sexto clasificado, el Betis. El conjunto rojiblanco deberá esperar casi dos semanas para retomar la competición y lo hará el domingo, día 20, frente al Valladolid, horas después de que tenga lugar la primera cita de la Junta Directiva presidida por Aitor Elizegi ante la Asamblea de Socios Compromisarios. Un trascendental evento institucional que llega en una cuestionada situación deportiva de los leones que no manejaba ni de lejos en Ibaigane cuando se convocó el compromiso ante el órgano soberano del club, donde el momento del primer equipo suele entrañar su significativa incidencia.

El Valladolid, equipo al que dirigió Garitano en la temporadas 2014-15, es un conjunto que se le atraganta como rival al derioztarra, ya que no fue capaz de vencerle la campaña pasada, con la mencionada derrota en Pucela en la segunda vuelta y el anterior empate en San Mamés. Los de Sergio González han recuperado sensaciones, sobre todo con su empate ante el Atlético de Madrid, y se trata de un bloque imprevisible cualificado para sorprender a cualquiera. El Athletic visita después el Wanda Metropolitano, una campo que se le resiste; recibe en Bilbao a un Espanyol en crisis a día de hoy, visita después al Villarreal, que tampoco se le da muy bien; y cierra el ciclo previo al parón de noviembre con el duelo en La Catedral frente al Levante, casi un año después del cese de Berizzo tras la debacle en Orriols frente al conjunto granota. Una nueva tacada de cinco encuentros en los que el colectivo de Garitano está obligado a darle una vuelta a su propuesta para parar la caída en la que ha entrado.