bilbao - El domingo en Balaídos habrá una novedad en la alineación. Es muy posible que para visitar al Celta, Gaizka Garitano introduzca varios cambios respecto a la jornada anterior, motivos tiene para agitar la plantilla, pero uno es obligado por la lesión de Yuri Berchiche. Esto supone que otro jugador ocupará el lateral izquierdo y las miradas se posan en Mikel Balenziaga, inédito en la presente campaña, donde ni siquiera suele figurar en las convocatorias. Existen otras alternativas, aunque la suya se antoja la más idónea porque además de ser un especialista en dicha demarcación ofrece un elevado índice de fiabilidad cada vez que se requieren sus servicios.

En esta oportunidad la absoluta falta de contacto con la competición podría ser un inconveniente para Balenziaga, pero idéntico problema acusaría cualquier compañero que supliese a Yuri, quien ha acaparado la totalidad de los minutos en las siete jornadas celebradas. Un registro que compartía con Dani García y Raúl García. Iñigo Lekue y Óscar de Marcos también han sido utilizados esporádicamente en el costado izquierdo en temporadas anteriores, pero en la vigente el primero solo ha intervenido un par de ratos para sumar una veintena de minutos y en el ala opuesta; mientras que el segundo, en la antesala de la reaparición, lleva ausente mes y medio a causa de un contratiempo físico tras haber sido titular, asimismo en la derecha, frente al Barcelona y el Getafe. Una tercera opción sería Iñigo Martínez, pero mover de sitio a la pieza principal de la zaga no parece la mejor solución cuando el entrenador cuenta con más recursos y uno de ellos se llama Balenziaga. Plantearse la elección de Cristian Ganea, sencillamente carece de sentido.

El curso está siendo ingrato para Balenziaga, un jugador que acumula nueve campañas en el club y fue indiscutible durante cinco consecutivas, hasta que se concretó el fichaje de Yuri el verano de 2018. A partir de entonces, vio cómo se desvanecía la condición de intocable de que disfrutó con Ernesto Valverde y José Ángel Ziganda. Los números que hizo a las órdenes de Eduardo Berizzo y Garitano en el último ejercicio son elocuentes: 13 partidos, ocho como titular, para un total de 701 minutos. Cifras muy alejadas de las que acostumbraba a lograr año tras año.

Desde agosto su situación ha empeorado, pues se ha limitado a ejercer de espectador: en tres jornadas desde la banda y en el resto ocupando un asiento en la grada. Ni siquiera la reciente concentración de tres compromisos en seis días le ha permitido entrar en la lista. Ahora por causa de fuerza mayor le va a tocar saltar al césped y cabe que en su estreno se cruce con Iago Aspas, uno de los delanteros que marca diferencias en el campeonato, aunque pudiera ocurrir que su par sea Brais Méndez, otro zurdo que juega a pierna cambiada.

un perfil distinto El sistema de Garitano concede gran valor a los laterales, necesita que se proyecten en ataque con asiduidad a fin de lograr una profundidad que al equipo le cuesta lograr por la franja central del terreno y que tampoco suelen aportar los teóricos extremos, que muestran una clara tendencia a alejarse de las líneas de cal. Capa y Yuri encajan en la idea del entrenador, no así Balenziaga, que ha hecho carrera gracias a su aplicación en el marcaje, pese a que en sus inicios estuviese etiquetado como lateral ofensivo.

Resulta obvio que a Balenziaga no se le puede pedir que a la mínima suba la banda, desborde y centre o dispare, pero ante la tesitura de que regrese el domingo no está de más rememorar ciertas palabras que le dedicó Garitano. En febrero aseguró que con él (y con Susaeta) iría tranquilo al fin del mundo. Pronunció la frase tras la visita al Camp Nou (0-0), donde el guipuzcoano cuajó un gran encuentro en su posición, con Yuri situado por delante, de interior. Esta fórmula, que se reveló muy práctica, fue escogida previamente por Berizzo en tres desplazamientos y Garitano no la volvió a emplear hasta el último partido, el de fatal recuerdo que acogió el Sánchez Pizjuán.

Asumido que entre Yuri y Balenziaga las diferencias priman sobre las similitudes, en la plantilla pocas posiciones disponen de una pareja tan sólida de candidatos a formar parte del once inicial. La afirmación contrasta sin embargo con el desigual reparto de minutos computado desde hace trece meses: 3.930 contra 701.