eN familia, en cuadrilla, en pareja, con el equipo de turno e incluso en solitario con San Mamés como preciado y fiel acompañante. Cualquier compañía fue buena en la soleada matinal de ayer en La Catedral, donde el Athletic femenino, de vuelta al coliseo rojiblanco dos meses después, volvió a lucir músculo social para congregar a 24.986 espectadores en las gradas. No se alcanzaron las 48.121 almas que el pasado 30 de enero unieron fuerzas para alentar a las leonas en la eliminatoria de cuartos de final de la Copa de la Reina ante el Atlético, que se llevó entonces el gato al agua al imponerse por 0-2, pero el ambiente volvió a ser fantástico en un envite en el que el Levante no pudo contener el empuje de las jugadoras de Joseba Agirre.

El técnico vizcaino vio desde el banquillo cómo su equipo brindaba los tres puntos a una afición entregada de principio a fin. La primera ovación de la mañana, eso sí, no la recibió ninguna futbolista. La destinataria de la misma fue Udane Ostolaza, joven harrijasotzaile guipuzcoana que se puso la camiseta del Athletic para llevar a cabo una pequeña exhibición en los prolegómenos de un partido repletos de emoción. Instantes antes del pitido inicial, no en vano, una representación de las jugadoras más jóvenes del fútbol femenino vizcaino saltó al verde en medio del pasillo de honor diseñado por las futbolistas de Athletic y Levante. Aplaudieron las 22 protagonistas a las futbolistas del futuro mientras San Mamés, en pie al igual que durante la entrega del trofeo que la Federación Internacional de Peñas rojiblanca hizo a Ainhoa Tirapu por su desempeño en la temporada 2017-18, hacía lo propio a la espera de disfrutar de un encuentro que se desarrolló en medio de una auténtica fiesta en las gradas.

Las cerca de 25.000 personas que se dieron cita en La Catedral saborearon un triunfo que fue más allá de lo meramente deportivo. Y es que el éxito, una vez más, también estuvo en la capacidad que volvió a mostrar el club bilbaino para movilizar a su gente, que acudió en masa al campo para mostrar su apoyo a un equipo que devolvió el cariño recibido con una merecida victoria por 2-0 contra el tercer clasificado de la Liga Iberdrola. La comunión rojiblanca entre el césped y la grada fue demasiado para un buen Levante, destinado aun así a hincar la rodilla en Bilbao para satisfacción de la hinchada local.

MENSAJE DE ELIZEGI Los aplausos, los saltos y los cánticos fueron una constante en un animado San Mamés al que se refirió tras el partido Aitor Elizegi a través de las redes sociales, vía utilizada por el presidente del Athletic para agradecer el notable apoyo que la afición rojiblanca brindó a las leonas en una mañana en la que los goles hicieron el resto. El doblete de Vanesa Gimbert, tras sendas asistencias a balón parado de Erika Vázquez, desató el júbilo en las gradas, bañadas en rojo y blanco. Fueron pocos y pocas, de hecho, quienes acudieron hasta el coliseo bilbaino sin lucir una camiseta o un atuendo del Athletic, que dio una nueva muestra de su firme propósito de ayudar activamente en la consolidación del fútbol femenino.

Los dos partidos disputados en San Mamés con Atlético de Madrid y Levante como rivales en un intervalo de tiempo de solo dos meses, así las cosas, obedecen a una agradable costumbre que se espera tenga continuidad próximamente. El reto de ayer, con recaudación íntegra para los 34 clubes femeninos convenidos que tiene el Athletic en Bizkaia, se saldó con éxito.