- China anunció ayer que alcanzó el pico de contagios de la epidemia de coronavirus, que ha infectado a más de 80.000 personas en el país, aunque no levanta por el momento las estrictas medidas de prevención que mantienen a gran parte de la población en sus casas y a la economía casi paralizada.

Poco después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase la enfermedad como una pandemia global, Pekín consideró que el punto álgido de la infección ha quedado atrás en el país donde todo comenzó y que más ha sufrido los devastadores efectos del virus hasta el momento. “Los casos nuevos siguen disminuyendo. Creemos que hemos superado el pico del actual brote epidémico, que ahora se mantiene en un nivel bajo. La atención médica debe ser la máxima prioridad, sin tregua, debemos intensificar los esfuerzos de prevención y control”, afirmó Mi Feng, portavoz de la Comisión Nacional de Salud.

El anuncio se hizo el día en que los nuevos casos confirmados en la provincia de Hubei, foco de la epidemia, se redujeron por primera vez por debajo de los dos dígitos y tras una semana sin que en ese territorio se detectasen nuevos infectados, excepto en su capital Wuhan. Ayer se anunciaron 15 nuevos casos en todo el país, ocho de ellos en Wuhan y ninguno en el resto de Hubei. Seis de los otros siete fueron “importados”, es decir, de viajeros procedentes de fuera del país, ya sean chinos o extranjeros. Dos de ellos procedían de España.

El gigante asiático llega al pico de la epidemia tras haber contabilizado 80.793 contagiados desde el comienzo del brote, 62.793 de los cuales han sido ya dados de alta, por lo que continúan activos 18.000 casos en China.

La mayoría de las drásticas medidas de prevención y control de la enfermedad continúan, sin embargo, vigentes en el país, que ha reforzado además en los últimos días los controles en aeropuertos y estaciones de ferrocarril para evitar los casos procedentes del exterior. La ciudad de Wuhan, de 11 millones de habitantes, continúa en cuarentena, al igual que otras urbes muy pobladas de la provincia de Hubei. En otras grandes ciudades como Pekín o Shanghái se mantienen los estrictos controles en viviendas y lugares públicos, locales comerciales y en los restaurantes.