Después de que la consejera de Autogobierno, Olatz Garamendi, denunciara el paso atrás que ha dado el Estado en la negociación de la transferencia de las líneas de tren de cercanías a Euskadi, el Gobierno español ha respondido corriendo un tupido velo. Silencio ante la pregunta del PNV en el Senado. La jeltzale Maribel Vaquero acudió a la sesión de control celebrada este martes con la intención de que el Ejecutivo español aclarase si está dispuesto a asumir un compromiso claro con la calidad del servicio y la frecuencia de los viajes hasta que se produzca la transferencia de la gestión a las instituciones vascas.

Le preguntó de manera expresa a qué se debe la tardanza en la transferencia y dejó caer que espera que el silencio no signifique que el compromiso ha quedado cancelado. La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ni siquiera aludió al traspaso. Se centró en hablar de la calidad del servicio, negando las objeciones que le hace el PNV, y asegurando que cualquier problema con las frecuencias de los trenes tiene que ver precisamente con las obras de mejora que dice que está acometiendo el Estado.

"LA MISMA CALIDAD QUE HACE UN SIGLO"

Vaquero acudió con datos concretos. Dijo a la ministra que este medio de transporte "tiene que cumplir unos mínimos de calidad", y se refirió al caso de Enkarterri, el más sangrante, con "años de falta de mantenimiento e inversión". "Por ello, vía enmienda, el PNV introdujo mejoras en los Presupuestos. En el año 2000, se tardaban 52 minutos en completar el trayecto Karrantza-Bilbao. Hoy, 85, lo que se tardaba hace un siglo, a la espera de la ejecución de las obras. No podemos achacar a este Gobierno todas las carencias en Cercanías. Han sido años de abandono", aclaró, si bien añadió que "en esta situación nos encontramos mientras negocian la transferencia".

En ese sentido, la senadora jeltzale recordó que, según el cronograma prometido por el propio Gobierno español, la transferencia tendría que haber llegado en octubre de 2021, mencionó que el Gobierno español envió una oferta a finales de 2021 que fue contestada con alegaciones del Gobierno vasco aún sin respuesta, y avisó de que espera "que el silencio no signifique suspensión del compromiso". "¿A qué se debe esta tardanza?", preguntó.

LA MINISTRA SE ESCUDA EN LAS OBRAS

LA MINISTRA SE ESCUDA EN LAS OBRASLa ministra respondió sin autocrítica. "Nuestro espíritu es el de mejorar pero, atendiendo a las actuaciones que se han realizado, nuestra valoración es positiva", comenzó a responder, anticipando así el cariz que iba a tener toda una intervención de defensa cerrada de su Ministerio. "Prácticamente hemos restablecido los servicios previos a la pandemia", dijo, para añadir que se han acometido "importantes obras", mejora de las estaciones y los servicios a los usuarios, medidas de seguridad, o "un ambicioso plan para adquirir material rodante". "Cuando se realizan obras de envergadura, tiene una afectación en el funcionamiento del servicio", se justificó. Agregó que se complementan con el autobús los servicios a los que no llega Euskotren. Pero ni una palabra sobre la transferencia.

En la réplica, a Vaquero solo le quedaban nueve segundos. "Lo que le pedimos es un compromiso con la calidad del servicio hasta el traspaso íntegro de la transferencia y que esta no se retrase más en el tiempo", remató, en una apelación que quedó como un grito en el desierto sin ningún feedback de Sánchez.

TENSIÓN CON LOS TRASPASOS

El PNV lleva días alertando al Gobierno español de Pedro Sánchez de que está jugando con fuego con el asunto del espionaje y con la falta de pulso que demuestra para cumplir lo prometido en el acuerdo de investidura. La consejera Olatz Garamendi alertó con claridad el lunes de que se está produciendo un retroceso en la posición negociadora del Gobierno español sobre los trenes, porque en 2019 iba incluso más lejos que ahora. No dijo más, pero el Estado se resiste a transferir la infraestructura, así como las líneas que salen en algún momento de su trazado más allá de la comunidad autónoma, o que se dirigen hacia puntos de interés general como el Puerto de Bilbao.

La apelación al interés general del Estado ha sido históricamente un comodín para el Gobierno español, que ni siquiera ha respondido a las alegaciones del Ejecutivo vasco. Pero la envergadura del problema va más allá porque tampoco hay respuesta a las propuestas que envió Garamendi sobre cuatro transferencias para tratar de abrir el melón en vista de que nadie en Madrid mueve ficha. El tono de Garamendi es cada vez más crítico y el descontento del PNV anticipa curvas.