bilbao. Es un asalto a mano desarmada, un atraco al momento de gloria en el que Tomás Ondarra firma libros con la cadencia pausada pero incesante con la que un notario autografía testamentos. ¿Diez minutos, Tomás? Ahora, ahora mismo. "¿Para quién es señora...?" Uno y otro. Y otro los más. Los ejemplares de la obra De Bilbao de toda la vida salen de sus manos aún empapados con la tinta fresca. Para un emigrante de la Villa, este regreso a casa es, sin dudarlo, un refresco a su laboriosa vida de infógrafo.
Los diez mandamientos del buen bilbaino se resumen en...
En uno bien concreto: amarás a Bilbao por encima de todas las cosas. No hay nada que lo exprese mejor.
Ahora entiendo por qué la figura del bilbaino ha estado ligado siempre a la fanfarronería...
Ja, ja, ja. La verdad es que uno presume de lo que puede y Bilbao es una cuna de la que hay que sentirse bien orgulloso.
Desde Madrid se ve un Bilbao distinto...
Se ve un Bilbao con cierta nostalgia, siempre pensado en cuándo volverá uno. Y siempre pensando que la ciudad está ahí, para cuando la necesitas.
¿Y se necesita?
De vez en cuando sí. Hay que volver, siempre hay que volver. O, por lo menos, que te lo traigan.
¿Cómo dice?
Cada vez que un familiar o un amigo llega a casa con sandwiches del Eme y unos pasteles de arroz se celebra una fiesta. Es algo que lo llevamos en el ADN de Bilbao.
Algo habrá que no se llevaría a Madrid
El agua de Bilbao.
¡No me diga eso!
Déjame, déjame que te explique. Me refiero a la lluvia. El otro agua de Bilbao me gusta, claro que me gusta. Y no voy a contar la de veces que he ido a buscarla a... ¿cómo se llemaba aquel local? ¡A La Goleta!
¿Y qué metería de inmediato en la maleta?
¡El Athletic! Es lo más grande que conozco.
Hay quien lo compara con una religión laica...
Es más, mucho más todavía que una religión. El Athletic es Bilbao en estado puro, un pueblo donde todo el mundo tiene cabida y donde toda crispación con el vecino se diluye.
Habla del alma de Bilbao...¿Existe?
Sí, sí como no va a existir. Bilbao tiene un ser especial, algo distinto que nos distingue y una capacidad de regenerarse única.
Ser de Bilbao parece, por lo que veo, un feliz estado de ánimo...¿No corren malos tiempos para estos sentimientos?
Nunca es mal tiempo para ser optimista.
Pero entenderá, supongo, las razones por las que florecen movimientos como el 15-M.
La sociedad se ha empezado a mover porque empieza a no tener miedo, puesto que ha llegado a un punto que tiene mucho que ganar -lo tiene casi todo perdido- y poco que perder.
Si le diese el poder de cambiar las cosas... ¿por dónde empezamos?
¿Qué difícil elegir! Me gustan las cosas sin crispación. Creo que empezaría por ahí, por hacer posible una convivencia sin problemas. O con los menos posibles.
De todos los iconos que ha recogido como santo y seña del bilbiano de toda vida, ¿con cuál se queda?
Eso es como decir a qué hijo quieres más. Es imposible decantarse porque todos están inmersos en mi vida, de una u otra manera.