SI hay una instantánea que los simpatizantes de la Fórmula 1 aborrecen es la de ver a papá Hamilton ejerciendo de guardaespaldas de su hijo en el paddock los días de gloria del campeón del mundo de 2008. Pues bien, aunque su presencia no vaya a desaparecer de los circuitos -o sí-, el cabeza de familia asistirá en todo caso de forma testimonial después de que Lewis (Stevenage, 7-1-1985) se haya decantado por prescindir de sus servicios como representante. Vamos, que el piloto de McLaren ha mandado a su padre al paro. "Ahora tengo 25 años y es inevitable que se produzcan cambios en algunas cuestiones", razona en una entrevista a la página web especializada en motor Autosport.com. De hecho, hasta que encuentre un nuevo agente deportivo será la propia escudería quien le ayude en esas labores.

Este vuelco a su vida profesional, y también personal, va acompañado de una buena nueva en la parcela sentimental de Hamilton, ya que hace escasos días se conoció que, tras sólo un mes de separación "por motivos profesionales", decidió darle otra oportunidad a su novia, la cantante de The Pussycat Dolls, Nicole Scherzinger. Al menos, eso se dejó entrever en las algo más que palabras que la pareja compartió durante una maratoniana tarde de compras en Los Ángeles. Cuentan, incluso, que podrían sonar campanas de boda puesto que, al preguntarle una dependienta a Nicole si podía ayudarle a encontrar alguna prenda, ella le respondió: "Este año buscaré mi vestido de novia". Puestos a especular, quizás este capítulo tenga relación con el anterior, si bien fuentes cercanas al otrora protegido de Ron Dennis, su ex jefe, sostienen que la separación virtual de su progenitor se basa en intentar borrar la imagen de malcriado e insolente que ha proyectado en cantidad de ocasiones.

Su entorno familiar nunca ha sido fácil. Carmen Lockhart, su madre, se separó de Anthony Hamilton en 1987, cuando Lewis tenía sólo dos años, y obtuvo la custodia del niño. Cuando el chaval cumplió doce, ella se trasladó a Londres con su nueva pareja y tomó la decisión de permitir que el muchacho se quedara en Stevenage, en el sur de Inglaterra, viviendo con su padre, el artífice de la creación del fenómeno Hamilton. Carmen tenía ya dos hijos anteriores, de manera que la joven estrella de la F-1 cuenta con dos hermanos mayores -de nombre Nicola Hewitt y Samantha Shickle- y con otro más pequeño por parte paterna, Nicholas, de 17 años, que nació con una parálisis cerebral y que supone su auténtica inspiración.

frente a las penurias, disciplina Padre e hijo siempre han mantenido un método de vida basado en una férrea disciplina. Antaño, durante los veranos, Lewis realizó todo tipo de trabajos esporádicos. Hasta lavó automóviles en el concesionario de Mercedes, que entonces le patrocinaba. Anthony, hijo de emigrantes caribeños de la isla de Granada que se asentaron en Gran Bretaña en la década de los 50, quiso inculcarle lo duro que es tocar cima en virtud de su propia experiencia: cuando compaginaba la escuela nocturna con largas jornadas como empleado del ferrocarril público, proponiéndose escapar de la marginalidad en la que se había criado. El poco tiempo libre lo dedicaba a su ídolo, el atleta Carl Lewis, quien en los Juegos de Los Ángeles"84 encandiló. Por eso, meses después, cuando bajo el signo de Capricornio, nació su niño, lo bautizó como Lewis Carl Hamilton. Ya hecho este último un adolescente, Anthony tuvo que trabajar de vendedor en tiendas de moda y de camarero para obtener recursos con los que impulsarle su carrera, vistos los éxitos en los karts. Ahí irrumpió el citado Dennis y sus vidas cambiaron de forma radical.

La relación con su padre ha sido muy intensa. Fue él quien negoció la ampliación de su contrato con McLaren y el acuerdo con Reebok. Y cuando las cosas se endurecieron en el seno de la escudería inglesa, le ofreció un apoyo incondicional. "He tenido mucha suerte de tenerle apoyándome permanentemente. Ha tenido una gran influencia en mi preparación mental y en mi forma de pensar. Es difícil dejar los problemas detrás, pero a veces ves a todos esos pilotos mirando enfadados y dices: Contrólate. Puedes recuperar. Si te rindes, nunca mejorarás", manifestaba el piloto. "Mi hijo nunca será segundo de nadie", corroboraba Anthony. El hecho de ser el primer piloto negro -mejor dicho, mulato- de la F-1 era como la mermelada en medio del pastel. Pero Lewis prefiere ahora zamparse solito la tarta. Faltará la guinda. La silueta de su padre. Le basta con la compañía de Nicole.