Pese a que su descubrimiento se considera reciente, ya en el siglo XVI, Paracelso propuso la idea de que pequeñas porciones de tejidos vivos podrían usarse para tratar ciertas enfermedades.

A comienzos del siglo XX, el histólogo ruso Alexander Maksimov postuló la existencia de ciertas células a nivel de la sangre con el potencial de dar lugar a diversos tipos celulares sanguíneos (células madre hematopoyéticas).

En el año 1970, Alexander Friedestein descubrió que en la médula ósea también existían células madre no sanguíneas, que se identificaron como células madre mesenquimales capaces de diferenciarse en otras variantes como células de hueso, de cartílago, de grasa, etc.

De este modo, tras años de esfuerzo e investigación, han sido aisladas en diferentes tejidos como del cordón umbilical, dermis, cerebro, hígado, dientes etc.

Fuentes dentales de células madre pueden ser la pulpa dental, el diente temporal exfoliado (recambiado), el ligamento periodontal, el folículo dental y la papila apical (estructuras del diente en desarrollo), la encía e incluso la pulpa inflamada.

Actualmente las células madre de origen dental gracias a su potencial de multidiferenciación, auto-renovación y a su facilidad de obtención son una opción prometedora de la medicina y odontología regenerativa o reparativa.

Se ha investigado su papel en el tratamiento de infartos agudos de miocardio, lupus eritematoso sistémico, diabetes mellitus, enfermedades neurodegenerativas, insuficiencia renal, procesos osteoporóticos, patologías autoinmunes, deficiencias visuales entre otros.

También ha sido analizada su función en la regeneración de los tejidos duros del diente, de la pulpa y de los tejidos circundantes del diente (ligamento periodontal y hueso), obteniendo resultados muy prometedores en el campo de la endodoncia, la periodoncia y la cirugía oral.

Debido a la fácil accesibilidad y a las posibilidades terapéuticas de las células madre de origen dental se está extendiendo la oportunidad de poderlas almacenar en Biobancos para poder usarlas como terapia autóloga (para el mismo individuo) en un futuro.

Los Biobancos son empresas especializadas a tal efecto en las que después de aislarlas se almacenan a través de un proceso de criopreservación con el fin de conservar su viabilidad y propiedades en un largo período de tiempo, que puede representar décadas.

Su obtención representa un procedimiento no invasivo y relacionado habitualmente con procesos fisiológicos (recambio de dientes deciduos) o terapéuticos (exodoncia de cordales, por motivos ortodóncicos o afectaciones irreversibles de la pulpa entre otros).

Se trata, al fin y al cabo, de un nuevo servicio que puede ser una inversión en salud en un futuro, debido a los logros que se han obtenido en la actualidad con las células madre en el campo de la medicina y odontología regenerativa y que con certeza se incrementarán en los próximos años.

Se replantea de este modo la filosofía de actuación hacia la salud, acorde siempre a principios éticos y legales, constituyendo una herramienta muy válida en lo que a la odontología y medicina preventiva de los pacientes se refiere y representando una esperanza en el tratamiento de numerosas enfermedades.