EL sector del automóvil las está pasando canutas. Así que la fase que empieza mañana, en la que los concesionarios van a reanudar la actividad siguiendo el ejemplo de sus fabricantes, se antoja crucial. Las empresas del ramo reabren las exposiciones de venta y extienden a todo el público la atención en taller que venían prestando a los servicios esenciales. El negocio trata de arrancar, como imploraba en vano Luis Moya a Carlos Sáinz cuando en el 98 el Corolla les dejó tirados a pocos metros del tercer título mundial. En el ámbito de la automoción se respira optimismo, más voluntarioso que justificado, y nadie contempla la posibilidad de emular ahora aquel funesto desenlace, que hizo exclamar al frustrado piloto madrileño "la cagamos, Luis".

El del automóvil es un negocio singular, en el que afloran más baches que autopistas. Se presume, por tanto, reservado a empresarios fajadores, a inversores pacientes dispuestos a asumir que el dinero entre despacio y pueda escapar a toda velocidad. Eso requiere demostrar tanto tesón a la hora de engordar las vacas como estoicismo cuando se quedan famélicas.

Y en esas estamos ahora. Dos meses sin actividad, que es como decir sin ingresos, pero con casi todos los gastos estructurales, deshinchan la musculatura financiera del más fuerte y amenazan la subsistencia del modesto. De modo que los concesionarios, como otros vendedores al por menor, se aprestan a retomar su actividad para enderezar el rumbo e intentar resarcirse. Lo harán desde mañana, sujetos a unas estrictas y onerosas medidas de profilaxis para evitar riesgos para la salud, con la esperanza de ir recuperando paulatinamente clientela.

Muchos se preguntan si, tal y como está el patio, alguien piensa en comprar coche a las primeras de cambio. Sin embargo, todos están convencidos de que las visitas al servicio técnico van a proliferar debido a los mantenimientos y revisiones pendientes, y a los fallos inherentes a la falta de uso de los vehículos (las baterías van a ser, dicen, una fuente de averías recurrente).

¿Qué se va a encontrar quien acuda a un concesionario a partir de ahora? Pues el escenario conocido, pero sometido a una disciplina rigurosa para preservar la salud de trabajadores y visitantes. Como consecuencia de la misma, los trámites habituales para adquirir un automóvil nuevo o reparar el actual se antojan más lentos. Conviene armarse de paciencia.

A partir de este lunes, la cita previa no va a ser obligatoria, aunque sí recomendable. De hecho, es probable que muchos concesionarios la sigan aplicando, no tanto para potenciales ventas como para los servicios de posventa. En una y otra faceta, la recepción y la atención seguirán las pautas establecidas en el "Protocolo de protección y prevención laboral de los trabajadores y trabajadoras para recuperar la actividad industrial y distribución en el sector de la automoción". El contenido de este libro de ruta de las empresas del sector, cuyo farragoso enunciado ahorra explicaciones, fue acordado el 12 de abril por las patronales de fabricantes, distribuidores y proveedores (Anfac, Faconauto y Sernauto), y por los sindicatos mayoritarios (CC.OO. y UGT), obteniendo el visto bueno de los ministerios de Sanidad, Trabajo e Industria.

"Es un documento vivo, que adaptamos a nuestra realidad junto con nuestras empresas de prevención de riesgos, para aplicar todas las medidas de seguridad", explica Jon Lekue, responsable de Autonervión y presidente de la Asociación de Concesionarios de Bizkaia. El manual establece las nuevas pautas de profilaxis a seguir. Prescribe la adecuación de las instalaciones para mantener la distancia social de dos metros, así como la desinfección sistemática de las mismas, del utillaje y de los vehículos. A tal fin las empresas se han provisto de los productos y equipamientos necesarios; entre ellos los higienizadores de ozono, un compuesto derivado del oxígeno con alto poder bactericida, cualidad que lo convierte un desinfectante infalible. El protocolo también prevé garantizar al personal las condiciones idóneas de limpieza y salud, suministrándole los preceptivos medios de protección individual (EPI, gel desinfectante, etc.) y sometiéndole a controles de temperatura corporal al acceder al puesto de trabajo.

Adicionalmente, algunas empresas han acordado con su equipo humano la realización de pruebas voluntarias de detección del Covid-19. "Hemos hecho la consulta, nos han dicho que sí y, aunque supone un coste importante, creemos que es positivo por el bien de la plantilla y del negocio, sobre todo para dar seguridad y confianza al cliente, que es fundamental en estos tiempos", argumenta Josu Cortázar, director general del grupo Meuri. La operación "tiene un coste importante, que afecta a la rentabilidad, pero nos estamos jugando mucho más", concluye. Faconauto, la asociación de concesionarios españoles, cifra en once millones de euros la inversión del gremio en medidas de prevención sanitaria a raíz de esta pandemia.

A su llegada al taller, donde perdurará el sistema habitual de cita previa para dosificar la carga de trabajo, el cliente podrá verificar por medio de una certificación oficial que las instalaciones han sido convenientemente saneadas. Hallará espacios compartimentados y profesionales provistos de protecciones. Él, por su parte, no estará obligado a acceder enmascarado al recinto, aunque dispondrá de dispensadores de fluido antiséptico y de mascarillas de un solo uso. Su vehículo será higienizado inmediatamente antes de la intervención, para seguridad de los operarios; el proceso se repetirá una vez concluida la misma, para garantizar la suya propia.

Es probable que la obligación de mantener la distancia interpersonal requiera limitar el número de profesionales trabajando simultáneamente en el taller. A ello hay que añadir la exigencia de someter el instrumental a periódicas desinfecciones y el engorro que supondrá trabajar empleando incómodos equipos de protección. En consecuencia, la productividad de los servicios de posventa disminuirá. Sin embargo, los costes para el concesionario aumentarán sensiblemente; no así los precios para la clientela, que se mantendrán.

En el hipotético caso de que alguien desee iniciar estos días un proceso de compra de coche, es recomendable, aunque no obligatorio, contactar previamente con el departamento comercial de la casa y acordar con antelación el encuentro. Las exposiciones de venta son amplias y no suelen estar especialmente concurridas, por lo que no se hace necesario portar métodos barrera para prevenir contagios. Además, los medios técnicos digitales permiten hoy minimizar el contacto físico y facilitan la transmisión de documentos.

Si la persona interesada desea tomar contacto con el modelo en cuestión puede convenir con el asesor comercial la habitual prueba dinámica. Antes de la misma, vendedor y cliente potencial deberán firmar sendas declaraciones según las cuales no presentan síntomas propios del Covid-19. En el coche, previamente higienizado, solo podrán viajar el aspirante a propietario, al volante, y el representante del concesionario, en el lado derecho del asiento posterior..