catedral de Bui Chua ser derruida y sustituida

Los trabajos de demolición ordenados por el Obispado de Bui Chu comenzaron el pasado domingo con el desmantelamiento del tejado y del interior, donde los cascotes cubren ya las baldosas de este edificio de ladrillo que combina el estilo barroco español con elementos orientales, una mezcla excepcional.

"Será una gran pérdida, es la única iglesia barroca de Vietnam, parece una iglesia de México. Cuando esas torres caigan va a haber mucha emoción", dice Martín Rama, economista uruguayo del Banco Mundial que vivió casi una década en Hanói y se ha convertido en una de las principales voces para la preservación de Bui Chu y del patrimonio de Vietnam.

Nguyen Hanh Nguyen, profesora en la Universidad de Arquitectura de Ho Chi Minh que firmó una petición al Gobierno de Hanói junto a otros 24 arquitectos para detener la demolición de Bui Chu, coincide en el carácter singular de esta iglesia, edificada en 1885 por orden del obispo español Wenceslao Oñate Pham, nacido en Estella (Nafarroa) y enterrado en Bui Chu. "Contiene muchos detalles arquitectónicos valiosos y unos interiores especiales. Algunas iglesias pequeñas pueden tener detalles hispanos en Vietnam, pero ninguna gran iglesia tiene características similares. Es una pieza única", destaca.

riesgo para los feligreses

La diócesis de Bui Chu ya había decidido el derribo en 2019, alegando que el mal estado del edificio suponía un riesgo para los feligreses y que era más caro repararla que construir una nueva, pero la repercusión mediática obligó al obispado a abrir un periodo de deliberaciones.

Tras un año de consultas con los feligreses, que han donado el dinero para la reconstrucción, llegaron a la conclusión de que lo mejor era tirar el edificio para construir una réplica.

Las difíciles relaciones del régimen comunista de Hanói con la Iglesia Católica, seguida por siete millones de vietnamitas, han supuesto un freno para que Bui Chu sea declarada como patrimonio protegido, un estatus que solo ostentan dos templos católicos en todo el país.

Los responsables de la diócesis tienen la última palabra y han hecho caso omiso a las alertas por el valor arquitectónico del edificio, de 78 metros de largo, 22 metros de ancho y 15 metros de altura, con dos imponentes torres de 35 metros cada una.

Martín Rama, que trató de convencer a las autoridades eclesiásticas y se ofreció en vano para liderar una campaña internacional de recaudación de fondos, comprende la preocupación por la integridad de los feligreses pero pide que se paren a pensar porque "esto es una parte de la historia de Vietnam".

Casi sin esperanza de que las autoridades detengan in extremis el derribo, espera que la desaparición de Bui Chu ayude a crear conciencia sobre el extraordinario acervo arquitectónico de la región.