UE, sin dudarlo, el más grande bilbaino vinculado al mundo del circo, un hombre volcado en el mundo del espectáculo a quien se le reconoce como uno de los empresarios de espectáculos circenses más prestigiosos de Europa en el siglo XX. No en vano, junto a su cuñado Manuel Feijóo, fundaron la empresa de espectáculos Feijóo-Castilla, que creó el Circo Americano en 1946 y dirigió el Circo Price desde 1960 hasta su demolición en 1970. En 1958 recibió la Medalla al Mérito en el Trabajo, y en 1990 la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Su memoria, a la par que el circo, ha ido difuminándose.

Nació en Bilbao, hijo de María y Raimundo, dueños de un pequeño negocio de carbón. Castilla estudió dibujo, pintura y escultura en la Escuela de Artes y Oficios, ubicada en Atxuri (hoy, IES Emilio Campuzano). Trabajó como ayudante de decoración de escaparates en los Almacenes Simeón y durante algún tiempo se disfrazó de payaso para divertir a los niños del Sanatorio Marítimo de Górliz, donde estaba recluido su hermano Jesús. Su acercamiento al circo data de su infancia, cuando vio un espectáculo de Leonard Parish y del Circus Krone en su ciudad. En 1937 a causa de la Guerra Civil española pierde su trabajo y decide convertirse en payaso. En 1939, una vez terminada la Guerra Civil, creó con carácter profesional un grupo de clowns musicales denominado Los Hermanos Cape, que durante los años 1940-1946 fueron contratados por el Circo Feijóo y actuarían con gran éxito creando el famoso número ¿Qué le dijo?, consistente en una serie de preguntas y respuestas sucesivas que se hacen muy populares. Los Hermanos Cape eran, en realidad, cuatro amigos de Bilbao (Carlos, Arturo, Pedro y Esteban), cuyas siglas daban nombre al grupo.

Al quedar vinculado con la familia Feijóo de reconocido prestigio circense, ya que una hermana de su mujer, Pilar Sánchez Gómez, contraería matrimonio con Manuel Feijóo, fundó en el año 1947 con Feijóo el famoso Circo Americano, lo que supuso una renovación importante y decisiva del circo por su perfecta planificación, por la calidad exquisita, variedad y lujo de los números contratados, alejándose del circo rutinario, llegando a ser incluso recibido por el Papa Pablo VI. Desde 1960 a 1970 ambos también se hicieron cargo como directores y empresarios del célebre Circo Price.

Su trayectoria fue condecorada en Bruselas, Berlín, Moscú o Viena y en 1990, se le otorgó la Medalla al Mérito en las Bellas Artes, tras más de medio siglo de entrega al circo y al teatro. Seis años después, Arturo Castilla fallecía dejando tras de sí una huella imborrable.