La mañana de Nochebuena ha vuelto a convertir Bilbao en un hervidero de gente. Como ocurre cada año, cientos de personas han salido a la calle para apurar las últimas compras navideñas, lo que ha provocado una imagen repetida en distintos puntos de la ciudad: parkings completos, colas interminables en comercios tradicionales y tráfico denso en los accesos al centro. A pesar de que se trata de una situación previsible, la afluencia masiva vuelve a poner a prueba la paciencia de vecinos y visitantes. "Parezco tonta, pero todos los años me pasa lo mismo", apunta Ana Gómez, vecina del barrio de Santutxu.

La imagen de colas y prisas no se ha limitado a las calles del centro de la capital vizcaina. También los centros comerciales de Bizkaia han registrado una gran afluencia de personas, con aparcamientos llenos y largas esperas en algunos establecimientos.

Además de los centros urbanos, los principales centros comerciales del territorio han vivido una jornada de gran afluencia, con parkings prácticamente completos y pasillos abarrotados.

Varios parkings mostraban el cartel de completo en Bilbao Markel Fernández

Desde primeras horas del día, encontrar una plaza de aparcamiento se ha convertido en una tarea casi imposible. Algunos conductores han llegado a dar varias vueltas antes de lograr acceder a un parking, mientras que otros han optado por esperar largas colas con la esperanza de que algún vehículo saliera. Es el caso de Leire Martín, que ha pasado cerca de tres cuartos de hora esperando para entrar al parking del Instituto de Bilbao. “Es desesperante, pero no queda otra si quieres venir al centro”, señala.

Lo más concurrido

Las zonas más concurridas han sido, una vez más, las del Casco Viejo, Abando y el entorno de El Arenal. Allí, los establecimientos especializados en productos típicos de estas fechas, como croquetas, mariscos o dulces navideños, han concentrado a decenas de personas a la espera de su turno.

En uno de los negocios más conocidos de El Arenal bilbaino, la cola para comprar croquetas ha superado ampliamente la media hora y, en algunos momentos, ha rozado la hora de espera. "En casa no queremos cualquier croquetas y como estas nos gustan no me queda otra que esperar", ha dicho Alicia de Romo.

A todo ello se ha sumado el mal tiempo. La jornada ha amanecido gris y lluviosa en Bizkaia, con una lluvia persistente que ha complicado los desplazamientos y ha hecho más incómodas las esperas en la calle. “Hace un día de perros, mucho mejor en casa”, comenta una mujer que aguarda pacientemente su turno, abrigada y con el paraguas en la mano. Aun así, admite que la tradición pesa más que el frío y la lluvia: “En Nochebuena no pueden faltar las croquetas”.

Prisas bajo la lluvia

El ambiente en las calles era una mezcla de prisas, resignación y espíritu navideño. Bolsas llenas, paraguas chocando y miradas constantes al reloj ha formado parte de una estampa que se repite año tras año.

Mientras algunos intentaban terminar cuanto antes para regresar a casa y preparar la cena, otros aprovechaban para encontrarse con amigos o familiares en medio del bullicio. "No me voy a casa sin tomar un vinito", ha lanzado un hombre al que le ha tocado soportar una larga cola en una tienda de juguetes de la capital vizcaina. "Es lo que tiene dejarlo todo para el último día".

Una Nochebuena más, Bilbao vuelve a vivir una jornada intensa, marcada por las compras de última hora y las colas inevitables. Una escena ya conocida que, pese a todo, sigue formando parte del ritual previo a una de las noches más especiales del año.