CUARENTA y cinco años después de que Marlon Brando y David Niven se convirtiesen en una pareja de estafadores al protagonizar Dos seductores (1964), la historia original de Stanley Shapiro, Paul Henning y Dale Launer se reinventa ahora en femenino: las actrices Rebel Wilson y Anne Hathaway protagonizan Timadoras compulsivas, el remake dirigido por Chris Addison y que llega hoy a las salas comerciales de cine.

Eso sí, el cineasta asegura que no que se han tomado total libertad para tejer y renovar la historia a su antojo. Así, en palabras de Rebel Wilson -La boda de mi mejor amiga (2011), ¿No es romántico? (2019)-, Timadoras compulsivas es la historia de una timadora con mucha clase, interpretada por Anne Hathaway -Los Miserables (2012), La boda de Rachel (2008)-, que se topa con una mujer con mucha menos clase, a la que encarno yo, y las locuras de ambas en el sur de Francia”. Y es que mientras Josephine es una glamurosa seductora que seduce a hombres en casinos de lujo, Penny consigue dinero estafando a hombres en bares. Hasta que por casualidad conoce a Josephine, y esta debe ayudarle para que no desvele su modus operandi.

Debut El filme supone, además, el salto a la gran pantalla del monologuista y actor cómico Chris Addison, que ha dirigido proyectos como la serie Veep, que concluye este año. “Lo que me empujó a querer dirigir esta película fue el guion: fabuloso, mordaz y maravilloso”. La trama sigue los pasos de las dos protagonistas, Josephine y Penny, en su intento de estafar a un ingenuo multimillonario de la tecnología, interpretado por Alex Sharp -Hasta los huesos (2017), Cómo hablar con chicas en las fiestas (2017)-. En el plano de humor, la trama se explota a partir de la habilidad de Wilson en la comedia física junto al humor fulminante de Hathaway.

Ambientada en el sur de Francia, en la costa mediterránea, los timos de Josephine y Penny se desarrollan en un entorno que en ocasiones idílico. “La película funciona porque se trata de un entorno elegante, rico, precioso y lujoso donde se cuela todo lo contrario”, cuenta Addison que destaca cómo “chocan los dos mundos”.