Oblique Seville alzaba los brazos como ganador de la final de los 100 metros del Mundial de Tokio mientras Usain Bolt daba saltos de alegría en un palco de honor. No era para menos porque el oro regresaba a Jamaica diez años después. La retirada de la leyenda dejó un vacío que llenaron Justin Gatlin, Christiamn Coleman, Fred Kerley y Noah Lyles, todos estadounidenses. Hasta ayer cuando apareció Seville, un atleta atípico para la distancia porque apenas mide 1,70 y no está especialmente musculado, para devolver la recta a la isla de los velocistas con unos últimos veinte metros magníficos y una marca de 9.77, la mejor suya de siemore. Su compatriota Kishane Thompson (9.82) volvió a ser segundo, como en los Juegos de París, y tercero con 9.89 fue el último campeón mundial y olímpico Noah Lyles, que asumió de buen grado su derrota y buscará ahora la revancha en el 200 donde no estarán quienes ayer acabaron por delante.

Antes de la final masculina, se disputó la femenina donde se impuso con mucha autoridad la estadounidense Melissa Jefefrson-Wooden que batió el récord del Mundial con 10.61. Por detrás, otra jamaicana, Tina Clayton (10.76), y Julien Alfred (10.84), que no pudo repetir el oro que había logrado en la última cita olímpica. La otra noticia de esta carrera estuvo en la calle 7 y en el sexto puesto de Shelley-Ann Fraser-Pryce, que corrió su última recta a punto de cumplir 39 años y puso fin de manera notable a una trayectoria brillantísima que incluye tres oros olímpicos y diez mundiales.

La otra gran historia del día la protagonizó el francés Jimmy Gressier en los 10.000 metros. Desde los tiempos del italiano Alberto Cova, primer campeón mundial en 1983, ningún atleta de raza blanca había ganado el oro en la prueba más larga de la pista, que había sido tiranizada por los africanos o por Mo Farah, británico de ascendencia somalí. En Tokio, la carrera fue lenta (28:55.77) y eso dejó muchos aspirantes en la última vuelta. El etíope Yomif Kejelcha pareció encaminarse al oro, pero en la recta final surgió Gressier casi de la nada para provocar una gran sorpresa. El podio lo completó otro atleta blanco, el sueco Andreas Almgren.

Estados Unidos sumó otros tres oros para su medallero: Tara Davis-Woodhall se llevó el salto de longitud, igual que en París, lo que imitó Valerie Allman, gran dominadora en el lanzamiento de disco. Había dudas en el lanzamiento de peso masculino, pero Ryan Crouser las disipó con un tiro de 22,34 metros para lograr su sexto oro seguido en un gran campeonato al aire libre.

Tokio se le da bien a la keniana Peres Chepchirchir, que se impuso en el maratón femenino como en los Juegos de la ciudad japonesa hace cuatro años. La carrera se decidió en los últimos 200 metros en una apretada llegada ante la etíope Tigst Assefa, a la que venció por dos segundos.

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Ingebrigtsen, eliminado

En medio de todas las finales del segundo día del Mundial, quedó una estrella caída. Jakob Ingebrigtsen fue eliminado en las series de 1.500 metros, pagando las consecuencias de no competir desde marzo por culpa de unos problemas en el talón. “Ha siso peor de lo que imaginaba. A estos eventos hay que venir muy bien preparado y yo no lo estaba”, asumió el noruego, al que se le resiste el oro mundial en la distancia. También quedó fuera el galo Azzedine Habz, que tiene la mejor marca del año.l