La estadounidense Katie Ledecky demostró que sigue siendo la indiscutible reina de la natación mundial, tras imponerse ayer a la canadiense Summer McIntosh en una final de los 800 libre de los Mundiales de Singapur que figura ya como uno de los momentos culminantes de la historia de este deporte. Ledecky, que contabilizó su séptimo título de campeona universal de la distancia, se vio más exigida que nunca no solo por McIntosh, sino también por la australiana Lani Pallister, que peleó de tú a tú en todo momento con la estadounidense y la canadiense por la victoria. De hecho, la nadadora oceánica se colgó finalmente la medalla de plata, tras superar a una Summer McIntosh que acabó desfondada en su intento de destronar a Katie Ledecky.

Un reto titánico, ya que si hay una prueba en la que destaca la estadounidense, sin lugar a dudas la mejor nadadora de todos los tiempos, es la de los 800 libre. Distancia en la que Katie Ledecky, que se ha colgado el oro en los últimos cuatro Juegos Olímpicos, tan solo ha encajado una derrota desde el año 2010, la sufrida en febrero de 2024 ante Summer McIntosh en una reunión en Florida. Ese revés desató todo tipo especulaciones sobre la posibilidad de que McIntosh, de 18 años, diez menos que Ledecky, podría acabar con el reinado de la nadadora estadounidense.

Duda que no se pudo resolver el pasado año en los Juegos Olímpicos de París, donde McIntosh y Ledecky no se enfrentaron en los 800 libre, pero sí en los 400, en los que la canadiense, como volvió a ocurrir en estos Mundiales de Budapest, se impuso a la estadounidense. Pero para poder reclamar el título de ‘reina’ de la natación Summer McIntosh necesitaba doblegar a Katie Ledecky en su prueba, en unos 800 libre en los que la estadounidense rebajó el pasado mes de mayo su propio récord del mundo tras nadar en un tiempo de 8:04.12 minutos. Esa plusmarca corrió un serio peligro en unos primeros 500 metros en los que Ledecky, que ocupó la cabeza de la prueba desde la salida, marchaba por debajo de su plusmarca universal seguida a escasas centésimas por McIntosh y una sorprendente Pallister.

La estadounidense, una competidora feroz, no estaba dispuesta a ceder su corona y con un magnífico volteo final recuperó el liderato de la prueba ante la mirada atónita de McIntosh, que, desfondada, no pudo seguir el ritmo de Ledecky en largo final.

Tampoco hubo sorpaso en los 200 espalda, en los que la australiana Kaylee McKeown, la vigente campeona olímpica, volvió a imponer su ley y derrotó a la estadounidense Regan Smith, que una vez más tuvo que conformarse con la plata tras la oceánica. Al igual que ya ocurrió en estos Mundiales en los 100 espalda, o en los pasados Juegos Olímpicos de París, o en los Mundiales de Fukuoka 2023, sin olvidar, cómo no, los Juegos Olímpicos de Tokio.

Regan Smith solo ha ganado una vez en una gran competición internacional a la oceánica, en los ya lejanos Mundiales de Gwangju 2019, en los que la estadounidense subió al primer escalón el podio por delante de Kaylee McKeown. Desde entonces da igual lo que intente Smith, como volvió a quedar claro ayer en Singapur donde, aprovechando su condición de plusmarquista universal del hectómetro, completó en primera posición los dos primeros largos.

Récord mundial

Por su parte, el equipo estadounidense mixto de relevos fijó un nuevo récord del mundo de los 4x100 libre, tras imponerse ayer en la final de los Mundiales de Singapur, con un tiempo de 3:18.48 minutos. El cuarteto norteamericano, integrado por Jack Alexy, Patrick Sammon, Kate Douglass y Torri Huske, rebajó en 35 centésimas la anterior plusmarca universal, en posesión de Australia con un registro de 3:18.83 desde el año 2023.