Una televisión pública de un pequeño país es información e identidad, un sistema de autorreconocimiento y autodefensa frente a vecinos más fuertes. La cadena oficial de Euskadi reúne estos valores y los amplifica por su dualidad lingüística, su hipersimbolismo, su radical pluralismo político y, además, por el sufrimiento y la violencia de cuatro décadas.

Para un profesional nada es igual aquí que en otro canal de cualquier país: el orgullo es mayor y los retos, más difíciles. Jose Ituarte, la imagen vasca del deporte, se acaba de jubilar después de más de treinta años de destacada carrera en ETB2, de la era analógica a la digital.

Ituarte es un hombre moderado y ecuánime, ajeno a los extremos y con eso ha sabido mantenerse como conductor deportivo en un país adicto a las peleas banderizas. Ha toreado las infantiles trifulcas de nuestros equipos de fútbol y sus estúpidos complejos. Somos una nación foral donde, demasiadas veces, cada herrialde va a lo suyo. ¡La de disgustos que soportó Ituarte, acusado por las partes de favorecer a hermanos rivales! Ha sido misión histórica de EiTB canalizar las divisiones provincianas y evitar rupturas sociales. Jose Ituarte cargó con esta tarea haciendo equilibrismos y modulando las posiciones de clubes y afilados opinadores. Si estás en medio recibes palos de ambos lados.

Cotidiano y querido

Una televisión pública es una gran familia, 1.200 de plantilla en EiTB, un poder indispensable de autogobierno, pero con viejos males, como el control de la izquierda abertzale en redacción y técnicos con su merma democrática y la dificultad de abordar el relato terrorista. En esta complejidad ha trabajado honrosamente Jose Ituarte, que renunció a ser una estrella mediática. Era como de la familia, cotidiano y querido. Un tipo cabal y serio. Eskerrik asko!