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Rojo sobre blanco

Mantener el tipo

El auténtico examen al que se enfrenta el Athletic es resistir, no decaer en otra carrera de fondo

Mantener el tipoOskar González

La primera intervención de Ernesto Valverde ante los micrófonos se desarrolló como una especie de trámite desprovisto de enjundia. Un reencuentro amable y distendido con los periodistas que cubrirán el centenar largo de ruedas de prensa que ofrecerá en adelante, hasta el cierre del calendario. Casi lo más original que se escuchó tuvo que ver con esta cuestión, cuando preguntado por las metas que se marca soltó que “mantener el puesto”. Ello, explicó, supondría una “victoria” a título personal, aparte de significar que al equipo le ha ido bien durante la temporada. Le permitiría, asimismo, volver a hablar con los medios allá por el mes de mayo.

Además, expresó su deseo de alcanzar una plaza europea. Sería la tercera de forma consecutiva, la confirmación de la solidez del proyecto que dirige. Terminar la temporada 25-26 en el cuadro de honor de la liga colocaría al Athletic en un plano muy interesante a nivel deportivo, económico y de prestigio. Resulta evidente que la experiencia vivida antes del verano invita a abonarse a una proyección optimista.

El reto de la Champions

Despejadas, gracias al cuarto puesto logrado, las incertidumbres que siempre acechan al compaginar un torneo continental con las competiciones habituales, el futuro va a depender de cómo se gestionen dos retos. Quizás el que más inquieta está conectado a la superior exigencia que implica participar en la Champions. Su nivel no puede compararse al que posee la Europa League, basta con repasar la identidad de los clubes inscritos.

Va a hacer falta otro central sí o sí, o incluso dos; estamos “un poco justos” reconoció Valverde

Admitida la mayor calidad de los rivales con que se cruzará entre semana a partir de septiembre, el otro factor a considerar tiene que ver con la capacidad para aguantar el trajín del calendario un año más. Suele decirse, aplicado a diversas facetas del fútbol de élite, que lo realmente complicado no es llegar al éxito, sino repetir. Reflexión oportuna con el panorama que se avecina. El factor que diferencia a los grandes del resto radica precisamente en la perseverancia. Resistir, no decaer, seguir compitiendo, aunque cada ejercicio, igual que el precedente, esté diseñado como una dura carrera de fondo, aparece como el auténtico examen al que ahora se enfrenta el Athletic.

En su caso, la ventaja estriba en algo que también mencionó Valverde, quien empleó los términos estabilidad y continuidad al referirse a la plantilla. El bloque a sus órdenes, de momento, es prácticamente el mismo, si bien se baraja alguna incorporación que añadir a la de Robert Navarro. El personal se ha tranquilizado al despejarse la incógnita Nico Williams. Con el extremo internacional en nómina, las debilidades se localizan en la defensa. Certeza acrecentada a raíz de la suspensión de Yeray, tema engorroso no solo por la naturaleza del mismo.

Hoy no existe manera de conocer cuándo y en qué derivará, pero conviene no esperar una resolución rápida y favorable. El club se ve abocado a trabajar pensando en la inmediatez. El primer paso lo dio diez días atrás contratando a Unai Egiluz, libre tras su cesión al Mirandés. El Athletic ya conocía el positivo de Yeray, que aún no se había hecho público, y optó por cubrirse con un canterano con el que de entrada no contaba.

Un central para el Athletic

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Va a hacer falta otro central sí o sí, o incluso dos. Estamos “un poco justos” reconoció ayer Valverde. Luego insistió en mencionar a Lekue y Yuri como alternativas, pese a que todo el mundo sabe que no son válidas salvo para situaciones muy puntuales, en absoluto para negociar una campaña con más de medio centenar de compromisos. Intentar la captación de Aymeric Laporte podrá sonar a música celestial, pero lleva a aparejado un desajuste en las cuentas porque vendría con un contrato largo y está por ver si su club le abre la puerta y si pone el cazo, claro, que está en su derecho. Bastante más asequible es Nuñez, adaptado al equipo y que asume con garantías el rol de suplente. Se verá, pero si la directiva está dispuesta a tirar de caja, ya puestos, esta pareja le sale casi por lo mismo que traer solo al zurdo. Así, la nómina de centrales no desmerecería de la del ejercicio previo.

La penúltima palabra de Valverde versó sobre Djaló, a quien quiso proteger apelando al cambio de aires que vivió, al exceso de responsabilidad por su condición de fichaje y a la fuerte competencia para entrar en el once. Vale, cabría haberle replicado recordando lo que costó, pero, por si acaso, ya había despachado el peliagudo tema con un “esperamos lo mejor de él”.