Como es lógico, en el extenso apartado de renovaciones habidas en el seno del Athletic, sucede como en botica, que hay de todo. Era inevitable que así fuese porque la planificación a corto y medio plazo exigía actuar con celeridad a fin de abarcar un elevado número de contratos pendientes de resolución. Y claro, la problemática particular detrás de cada caso no era algo independiente: muchas situaciones se entrelazaban atendiendo a factores como protagonismo, demarcación o edad.

Lo cierto es que la actual directiva heredó un buen recado, pues casi dos tercios de la plantilla terminaba entre 2023 y 2024. A fecha de hoy, la mitad de los implicados ya ha dejado de pertenecer al equipo. Existía además otro grupito que concluía en 2025. La pasada semana, el club resaltó que en el último ejercicio las prolongaciones de contrato ascendían a trece. Desde ayer son catorce. Se añade a la lista Beñat Prados.

El detalle más llamativo del anuncio radica en que sigue la estela de Sancet y Vivian, que se comprometieron hasta 2032. Prados vestirá de rojiblanco hasta 2031. Aunque esta modalidad de contrato en principio aporta estabilidad y refleja una confianza extrema por parte del Athletic, se deberá reconocer que entraña su riesgo.

Las proyecciones basadas en el análisis del presente, no son una garantía de futuro. El fútbol de élite no deja de ser un mundillo donde los cambios se suceden a enorme velocidad, para bien y para mal. Ejemplos no faltan, sobre todo negativos. A ver, con Sancet y Vivian, el club manejaba un tiempo prudencial de prueba en el primer equipo para lanzarse a cerrar operaciones de dimensiones extraordinarias. Un esquema no aplicable a Prados, quien solo lleva una temporada en la máxima categoría. Acaba de estrenarse y recibe tratamiento de futbolista contrastado.

Al margen de esta cuestión, atar a Prados era obligatorio. Catalogar la iniciativa de estratégica no constituye una exageración. Basta con reparar en que forma parte de una línea donde el resto de los hombres ha ingresado en la treintena. Como mucho, a Vesga y Galarreta les quedan dos o tres campañas por delante, mientras que Herrera está gozando de una bola extra. No se sostiene que el club le haya concedido un año más si nos atenemos a su rendimiento y disponibilidad. Así que, dado que mentar su experiencia o calidad carece de fundamento, habrá que suponer que el verdadero motivo no es sino un postrero intento por justificar un fichaje que nunca debió contemplarse. Esto, sin olvidar la exigua nómina de centrocampistas a disposición de Valverde.

Por cerrar con el protagonista de la noticia, Prados acaba de recibir la recompensa a la que se ha hecho acreedor. Conviene rememorar que entró en las alineaciones en diciembre, coincidiendo con una racha de lesiones en la media. Antes ejerció de parche, salía avanzadas las segundas partes, tuvo más minutos de lateral porque Unai Gómez le antecedía en las preferencias del técnico y llegó a jugar de central. Pero tal fue el nivel ofrecido desde que debutó como titular en su sitio, que ahora es imprescindible.