la acumulación atípica de tener que votar a cuatro instituciones en un mes nos ha metido en una campaña electoral larga y extraña. Y las urnas, aún calientes, nos esperan otra vez el 26 de mayo.

A decir de las encuestas, la afluencia de votantes será nuevamente masiva, pudiéndose superar, incluso, el 75,5% del pasado 28 de abril. Ya vimos ese día que nuestra sociología política es distinta a la española y, es de prever que se vuelva a dar de nuevo esa confianza mayoritaria a fuerzas políticas nacionales vascas en municipios y juntas generales.

Llevábamos años en los que las citas electorales parecían algo ajeno a nuestras vidas. El desencanto ante la política y la percepción de su inutilidad había dejado en el camino muchos votos. Sin embargo, la movilización a votar como rechazo a la derecha radicalizada del PP, C’s y Vox, ha roto esa tendencia recurrente. Ojalá se mantenga esa conciencia de que todo nos afecta y, por lo tanto, votemos en consecuencia.

Dándole vueltas a esto he recordado un poema de la magnífica poetisa polaca Wislaya Szymborska. Todo es político, defiende la premio Nobel de 1996.

Todos tus, mis, nuestros, vuestros/ problemas diurnos, y los nocturnos, / son problemas políticos. / Quieras o no, / tus genes tienen un pasado político, / tu piel un matiz político/ y tus ojos una visión política. Cuanto dices produce una resonancia, / cuanto callas implica una elocuencia / inevitablemente política.

Nos jugamos de nuevo mucho en municipios, territorios históricos y en Bruselas. En Nafarroa es fundamental afianzar el cambio frente a quienes han gobernado históricamente contra los intereses del territorio foral. Ya se vio en el debate electoral del viernes: acuerdo entre las fuerzas políticas que están haciendo posible el cambio frente a la actitud chulesca de Navarra Suma (UPN, PP, C’s) y un PSN miedoso y sin iniciativa; alineado, como siempre, con la derechona.

También el Parlamento europeo es crucial. Y, aunque todavía es la Europa de los estados y no de los pueblos como debería ser, se necesita una presencia vasca que defienda nuestros intereses. Casi todo se decide allí. Y si no lo cree piénselo cada vez que come anchoas o bonito; recuerde a Izaskun Bilbao defendiendo allí el sector pesquero vasco.