Los adultos nos vamos adocenando. Dice el último informe de la OCDE que vamos a peor en lectura, matemáticas y resolución de problemas. La media del Estado español es triste, pero ninguno se libra en nuestro entorno de que en torno al 25% de su población adulta no dé pie con bolo. No leemos porque aburre; no sumamos porque nuestra ecuación básica es “si es barato, compra más; si es caro, que me suban el sueldo”. Y lo de la capacidad de resolver problemas no es útil: nos hemos especializado en crearlos y que otro los arregle, que para eso le pagan. ¿Sostenibles? A duras penas soportables.