NTRE las lindezas que se dedicaron ayer en el Congreso, Pablo Casado hizo fortuna con la acusación a Pedro Sánchez de ser "el hombre de paja de los nacionalistas". Papel este que bien podría estar desempeñando Casado en la vertiente española del término. Pero el del PP apunta más a hombre de mimbre. La inquietante película de ese título -con original de 1973 y remake en 2006- presenta a un héroe convencido de estar salvando a una niña y acaba convertido en sacrificio entregado al fuego por una secta. Casado tiene pinta de que le dirigen a la hoguera. Y de arder bien.