En Europa existen dos claros referentes por lo que a estudios independientes sobre calidad de los automóviles se refiere. Por un lado está EuroNcap, institución dedicada a verificar el grado de protección activa y pasiva ofrecido por cada modelo que debuta en el mercado. El otro es TÜV, una de las compañías acreditadas para inspeccionar los vehículos alemanes en activo una vez alcanzan los tres años de antigüedad. Hay otras operadoras homologadas para realizar esa misma revisión obligatoria, denominada oficialmente Hauptuntersuchung, pero la popularidad de la primera es tal que la gente se refiere a la inspección como TÜV.
Esta empresa acostumbra a hacer públicos informes periódicos con los datos obtenidos en el desarrollo de su labor. El más reciente recopila información de más de diez millones de exámenes realizados entre julio de 2023 y junio de 2024 a vehículos de diferentes marcas, edades y estado de conservación. El 67,9% de ellos superó la inspección.
El informe de TÜV no se conforma con mencionar fabricantes, sino que pormenoriza modelos y detalla el número de unidades de los mismos que se han considerado no aptas. De hecho, especifica el motivo concreto por el que se deniega a cada coche el permiso para continuar circulando. He aquí algunos ejemplos reales: “los airbags de cortina izquierdos pueden estar defectuosos”, “debido a la dureza insuficiente del acero, pueden aparecer grietas en el eje trasero”, “una válvula de entrada defectuosa en la unidad hidráulica ABS/ESP puede provocar un frenado incontrolado”, etc.
El escrutinio de los datos obtenidos en este chequeo permite a TÜV alcanzar conclusiones que expone de forma categórica. Separa el grano de la paja, los coches dignos de confianza y los que no la merecen, distinguiéndolos en función de varios tramos de edad.
De los producidos en 2021 y 2022 destaca por su fiabilidad al Honda Jazz, en el que ha detectado apenas un 2,4% de fallos. Completa el podio el Volkswagen Golf Sportsvan (2,5%), con el Audi Q2 y el Porsche 911 Carrera compartiendo la tercera posición (2,6%). El top ten reúne también a Mitsubishi ASX, Mercedes-Benz Clase B, VW T-Roc, MB GLC, VW e-Golf, Hyundai Tucson y Suzuki Vitara. En el pelotón de los torpes con hasta tres años de antigüedad sobresalen el Tesla Model 3 (14,2% de incidencias), el Ford Mondeo (13,2%) y el Škoda Scala (11,8%).
El segundo tramo de edad estudia coches fabricados en 2019 y 2020. Los mejores mantienen índices de defectos bastante bajos: Porsche 911 Carrera (3,1%), VW Golf Sportsvan (3,6%), VW T-Roc (4,0%), Audi Q2 (4,5%) y MB Clase B (4,5%). En cambio, los señalados por sus carencias incrementan el porcentaje de fallos detectados. Son el Tesla Model 3 (19,7%), el VW Sharan (18,5%) y los BMW Serie 5 y 6 (17,7%).
Subiendo un peldaño en veteranía asoman los modelos producidos en 2017 y 2018. Sigue destacando por su consistencia el 911 (3,1%), con una apreciable ventaja respecto al T-Roc (6,0%) y al Mazda CX-3 (6,6%). En el polo opuesto, los años pesan mucho a coetáneos como los Dacia Dokker (26,5%) y Duster (24,3%), así como a los BMW antes citados.
El análisis del TÜV pone bajo la lupa coches en tramos de edad sucesivos, que siguen aumentando de dos en dos años. Cada uno de esos viajes al pasado constata lo obvio: el paso del tiempo acrecienta el desfase tecnológico y favorece la aparición de problemas, bien por avería o simplemente por desgaste. No obstante, a juicio de TÜV, el Porsche continúa dando el callo al mostrar índices de fallos muy bajos en las inspecciones: los salidos de fábrica en 2015 y 2016 no pasan del 4%, porcentaje que sube al 7,9% en los ensamblados en 2011 y 2012. La operadora alemana constata que las ovejas negras tampoco mejoran con la vejez. A los pobres resultados de los Dacia Logan (39,6%) y Duster (34,1%) supervivientes de esa época, se suman los del más vetusto Renault Twingo (41,5%).