Los recelos del público hacia los automóviles chinos se disipan a medida que aumenta el conocimiento sobre los mismos. Lo confirma el Observatorio Cetelem con un sondeo que revela que tres de cada diez personas dispuestas a adquirir un nuevo coche se plantean ya con naturalidad la posibilidad de decantarse por un modelo fabricado en China. El porcentaje de compradores potenciales predispuestos a elegir un coche oriental aumenta hasta el 43% entre la población más joven, de 18 a 24 años. Entre los motivos para dar el sí destacan el precio (31 % de los casos), la tecnología (8 %) y el diseño (4 %).
Como siempre, las encuestas admiten varias lecturas. El enfoque negativo del asunto es este otro: la mayoría de la gente aún es reacia a los coches chinos. El 30 % de las personas consultadas rechaza esta posibilidad alegando “falta de confianza” en los productos de esa procedencia. Aunque el estudio no lo menciona, es probable que muchas alberguen dudas respecto a la fiabilidad de los coches y de los servicios posventa. Por ahora no hay un historial suficiente para alimentar o disipar esos recelos.
Hay otro 36 % de la población consultada que descarta la compra de estos productos alegando “falta de información”. Por eso sorprende la alta valoración que la calidad de los coches de marcas chinas merece en el estudio. Un 46 % de los encuestados la considera buena o muy buena; para el 42 % la seguridad también sale bien parada. Los conductores de 55 o más años, que son los más exigentes, dicen tener un mayor conocimiento de las marcas orientales recién llegadas al mercado.
Curiosamente, las personas reacias a ellas esgrimen razones bastante parecidas para justificar su oposición. Consideran que no dan la talla en calidad (42 %) ni en seguridad (43 %). Un 13 % de detractores opina que los vehículos chinos son de mala o muy mala calidad y el 14 % los tacha de inseguros o muy inseguros. Se ve que desconocen o no creen los informes de EuroNcap.l