Real Madrid y Mallorca disputarán esta noche la segunda semifinal de la Supercopa en un momento en el que los blancos cotizan al alza tras encaramarse al liderazgo de LaLiga frente a un equipo insular que aspira a dar la campanada del torneo. Con la mochila cargada de confianza y con Vinicius disponible al poder cumplir sus dos partidos de sanción en el campeonato de la regularidad, los de Carlo Ancelotti buscan abrir el año con un nuevo título que revalidaría el conquistado en la pasada edición del torneo.

Tras iniciar la campaña con la conquista de la Supercopa de Europa, superando al Atalanta en el estreno de Kylian Mbappé, y la superioridad exhibida en la Copa Intercontinental ante el Pachuca mexicano, los blancos encaran su tercera opción de título de los siete a los que opta. El primer peldaño de este reto es superar al Mallorca, en una cita para la que el técnico italiano tiene aptos a sus principales estiletes.

A pesar de tener las quinielas en contra, el Mallorca afronta la tercera Supercopa de su historia con el ánimo reforzado a la vista del buen rendimiento en liga, donde es sexto, en puestos europeos, a seis puntos de los de Champions. Pese a una primera vuelta inmaculada, la eliminación copera frente al Pontevedra (3-0) en el estreno del año ha caído como un jarro de agua fría para un equipo que afronta el torneo a cuatro sin la presión por levantar el título, que sería el segundo tras el conquistado en 1998, pero con la máxima ilusión por ejercer de revelación tras ser subcampeón en la Copa.

El técnico, Jagoba Arrasate, tiene a toda la plantilla disponible salvo la duda del centrocampista portugués Samú Costa, quien se ha recuperado milagrosamente de una lesión en el sóleo para entrar en la convocatoria, pero todavía está por ver si tendrá minutos esta noche en Yeda.