Uno de los datos económicos más esperados cada mes es la inflación, una estadística que esconde un minucioso y complejo proceso de elaboración durante el cual se recogen más de 220.000 precios y en el que participan alrededor de 300 profesionales del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Para calcular el índice de precios de consumo (IPC) se recoge el coste de un total de 955 productos y servicios que se agrupan posteriormente en 219 subclases, y se hace por vía telemática en el caso de 493 precios y de forma presencial por parte de los técnicos del INE en el de los otros 462.

Una de las técnicas del INE es Sara, quien tres veces al mes acude al mercado Maravillas, ubicado en la madrileña calle de Bravo Murillo, para "ver la variación de precio de distintos artículos", unos 120, que son siempre los mismos y cuyos precios recoge siempre en los mismos puestos, explica.

Los encargados de estos establecimientos ya la conocen y no se sorprenden cuando llega con su carpeta llena de hojas donde va apuntando cuánto vale esa semana el kilo de merluza, el de ternera o la bolsa de mandarinas.

Ella prefiere el papel y bolígrafo, pero otros técnicos acuden a los establecimientos directamente con una tableta donde van detallando los precios correspondientes. Todos esos datos, posteriormente, son volcados en el sistema central del INE para hacer el cálculo final.

Tanto en este mercado como en el de La Cebada, en el barrio de La Latina, Sara repasa los precios de los artículos perecederos, cada uno de los cuales tiene una especificidad, es decir, que se tiene en cuenta la variedad, la procedencia, el calibre y el peso, pero también tiene que ir a grandes superficies para llevar a cabo el control de los precios de los artículos no perecederos.

Un día al mes, además, le toca hacer repaso de precios de calzado, prendas de vestir o muebles, también de forma presencial, mientras que servicios como seguros, talleres de coches o electrodomésticos se pueden recoger por teléfono o directamente en las páginas web correspondientes y otros se reciben de forma automática, como los de la gasolina o la electricidad.

Precios de 29.000 establecimientos en 177 municipios

Desde el INE explican que en la elección de los establecimientos "se busca representatividad" y por ello se opta por aquellos puestos o mercados donde más gente acude. Así, cada mes sus técnicos repasan precios en 29.000 establecimientos distribuidos en 177 municipios por todo el Estado.

Estos municipios y establecimientos se revisan cada cinco años, al igual que la entrada y salida de determinados productos y servicios en función de cómo han cambiado los patrones de consumo, mientras que cada año el INE recalcula el peso de cada categoría en la cesta de la compra.

Para ello, se utiliza la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF), la cual permite conocer el gasto en consumo de los hogares residentes en el Estado, así como la distribución del mismo. El tamaño de muestra es de aproximadamente 24.000 hogares al año.

Importante evitar errores

En su día a día, Sara debe estar muy atenta a cualquier "situación extraña" que pueda apreciar en la evolución de los precios. Por ejemplo, si en un producto como la pera hay mucha variación en su precio de una semana a otra, le pregunta al tendero "si sabe la causa por la que ha subido tanto" y lo indica en los cuestionarios que debe rellenar.

Desde el INE explican que hay otras personas encargadas de "buscar, analizar y corregir" posibles errores en el volcado de datos, como puede ser un precio mal introducido (34,0 euros en vez de 3,40 euros) que puede generar un resultado absolutamente irreal.

La última actualización de la base de cálculo del IPC tuvo lugar en enero y se incluyeron significativos cambios en la composición de la cesta de la compra. Se incorporaron las mascarillas -cuyo uso se disparó con la pandemia de covid-19- y las suscripciones a la prensa "online".

De esa lista de artículos desaparecieron, entre otros artículos, los CD y DVD, las revistas y otras publicaciones periódicas, la margarina, la leche en conserva, las tintorerías y los zapateros, los artículos de mercería, la cubertería, así como las alfombras y moquetas.

De los doce grupos en los que se agrupan todos los productos a contabilizar, en 2022 el mayor peso sigue siendo el de alimentos y bebidas no alcohólicas, con un 22,6 %, aun así un punto menos que en 2021, mientras que la vivienda -donde se incluye la electricidad- ha aumentado hasta el 14,2 %.