GASTEIZ - Con el objetivo de seguir impulsando medidas y mecanismos que refuercen en Europa el concepto de justicia económica, el Órgano de Coordinación Tributaria (OCTE) de Euskadi ha organizado para hoy una jornada específica vinculada a las políticas fiscales desde la perspectivas de género en Gasteiz. El programa incluye la presencia de tres expertas de referencia a escala continental, que analizarán las demandas sociales a favor de la igualdad que en los últimos años han surgido con fuerza en Euskadi y el resto del planeta. Una de ellas es Angela O’Hagan, profesora de la Universidad de Glasgow. Tomando como referencia el Feminismo 4.0, O’Hagan es una referencia incontestable en el ámbito de los desarrollos de presupuestos de género en Europa.

¿Cuál es el mensaje que va a trasladar esta mañana?

-Que existe una realidad que es que las mujeres ganamos menos que los hombres y trabajamos más en casa a cambio de nada, entre otros ámbitos. Y la política fiscal de un país tiene que reconocer esta desigualdad, que la experiencia económica entre hombres y mujeres es distinta. La política fiscal refleja hoy en día esa anormalidad y esa discriminación, por lo tanto hay que pensar en ello desde una perspectiva de género porque es exactamente igual que cualquier otra política pública.

¿Cuál es su idea de política pública?

-Que avance y que apueste por mejorar las condiciones de las mujeres, no todo lo contrario. En este sentido, por ejemplo, la brecha salarial va reduciéndose, es cierto, pero lo hace muy lentamente, muy poco a poco, en todos los países.

¿Qué objetivo tiene una jornada como la de esta mañana?

-Demuestra que la administración pública se está sensibilizando y pone de manifiesto que el desarrollo de políticas fiscales desde la perspectiva de género le interesa.

¿Son conscientes las mujeres de las desigualdades que sufren en ámbitos como la política fiscal?

-Cualquier mujer será muy consciente del trabajo que hace en casa y lo poco que recibe. Es una realidad que se percibe muy bien porque se ve muy reflejado en el tiempo, lo que ocurre es que cuando se piensa en ello a nivel de política fiscal, ese trabajo no se incluye como trabajo productivo. Hasta tal punto esto es así que la idea de estar en casa trabajando es considerado como ocio, según las cuentas nacionales. Esa invisibilidad es lo que permite que continuemos con estos modelos económicos que ya no nos sirven para avanzar en la igualdad.

¿Cuál cree que es el camino para revertir esta situación?

-Es una labor de lluvia fina, de gota a gota, paso a paso... Jornadas como la de hoy, sin duda, ayudan a acortar las distancias, que aún son enormes. Yo soy profesora de universidad y todavía hoy me doy cuenta de que las mujeres no se percatan del estado de desigualdad en el que viven hasta que acceden al mercado laboral y se dan cuenta que, de salida, cobran menos que su compañero de profesión.

¿Entonces?

-Se necesita un impulso político y que los ámbitos de activismo femenino y el de las políticas fiscales se acerquen. Tienen que hablarse y coincidir cada vez más, por eso una una jornada como la de hoy es un comienzo.

¿Qué se puede esperar en Euskadi de las experiencias del Reino Unido y Escocia?

-Lo que tenemos en común es que funcionamos dentro de un sistema de multigobernanza con múltiples niveles de gobierno que en el caso de Escocia nos permite ir impulsando un modelo nuevo de política fiscal, que es lo que estamos intentando hacer a partir de competencias autónomas para cambiar el sistema político, que abren otras oportunidades para hacer la política pública de una manera distinta. Y en ese sentido, hace años que Escocia mira a Euskadi como país autónomo para ver lo que está haciendo. Sin duda es un referente en este sentido de la multigobernanza.