El ministro señor Rodríguez Uribes, azorado por la interpelación del PP, habla de “legalidad” y de “racionalidad” como doble motivo de negación a la oficialidad internacional del deporte vasco. Pues bien, en relación al primer capítulo, la que llama “representación unitaria” y competencia única del Estado no aparece en el ordenamiento ni en las resoluciones judiciales que invoca. Olvida él y quien le escribe que el Tribunal Constitucional no ha podido identificar tal título competencia estatal en el bloque de constitucionalidad y ha tenido que derivarlo de una ley ordinaria, cual es la ley española del deporte, norma que data de 1990 y que está en trance de ser modificada o sustituida. Lo que ha reconocido expresamente el TAC es que “la participación o afiliación de entidades autonómicas en organizaciones internacionales será posible siempre que lo permita la normativa correspondiente dictada por la organización internacional de que se trate”. Ese es el terreno de juego, señor ministro.

Apela el ministro también a la “racionalidad” para justificar su postura, como si el resto de los estados compuestos y plurinacionales que aceptan representaciones compartidas no fueran racionales (quizás al contrario), para luego trocarlo en “lo emocional”, cosa radicalmente distinta, y que sí, ahorra mayores comentarios sobre la fundamentación.

Pero el dudoso conocimiento de la normativa deportiva internacional y la sesgada invocación de la legalidad interna no es lo más grave de la intervención del ministro Uribes frente al rugido de la diestra. El ministro niega con un par (de razones) todo acuerdo con el Grupo Vasco sobre la participación de nuestro deporte en organizaciones internacionales. Aunque se lo recordara el propio interpelante, el ministro no parece conocer o reconocer el punto 11 del Acuerdo de investidura de su presidente Pedro Sánchez, que incluye un compromiso explícito por parte de las fuerzas que integran el Gobierno central de hacer realidad la oficialidad internacional de las selecciones vascas con base en una reconocida singularidad cultural y deportiva. Ese es el acuerdo, señor ministro, un acuerdo con el Grupo parlamentario del Partido Nacionalista Vasco (por cierto con el pleno apoyo del PSE, socio en Gasteiz).

Acabar citando a Iribar, Arkonada, Julen Guerrero o Xabi Alonso, que jugaron con la selección española sí (cuando no había otra oficial), pero que también lo hicieron con orgullo con la Euskal Selekzioa, no es lo más oportuno. La razón, el buen sentido, el diálogo, la mano tendida, que cita al final le tendrían que conducir a aceptar que esos deportistas, como todos y todas las actuales, tengan la posibilidad de defender la camiseta verde si ése es su deseo. Eso es lo racional señor ministro. Y ese es el sentido de lo acordado, y lo acordado es ley.