L Bilbao Basket quería jugar bien al baloncesto como había reclamado Álex Mumbrú y lo consiguió en su segunda comparecencia en Miribilla, justo cuando la presión y la falta de público podían atenazarle. Fue mentalmente fuerte para aguantar la buena salida del Obradoiro, que dominó los primeros diez minutos, y con un parcial de 11-0 para arrancar el segundo cuarto soltó las amarras que tenían atada su confianza desde que empezó la temporada y empezó a crecer gracias a la aportación de su banquillo. Dos triples de Rigo, que cubrió perfectamente la ausencia del lesionado Serron, y cuatro puntos de Hakanson y Reyes enchufaron al Bilbao Basket, que elevó a la vez su tono defensivo con una excelente actividad en la salida de los bloqueos que obligó a los compostelanos a estirar al máximo sus ataques.

En este sentido, destacó la aportación de Moses al que el técnico ha adjudicado, parece que ya definitivamente, el rol de cinco suplente en el que está más cómodo porque le permite estar más cerca del balón. El nigeriano contribuyó al dominio que ejerció el Bilbao Basket en la zona y que marcó la diferencia, sobre todo por la lesión de Daum que le sacó del partido antes del segundo minuto. Laurynas Birutis, el MVP hasta ahora de la liga, se quedó casi inédito por la enorme labor de Balvin, el primer cinco de primer nivel y más grande que él con el que se topa el lituano, que apenas pudo producir en el uno contra uno y se metió pronto en faltas. Los hombres de negro doblaron a los gallegos en rebotes (39 por 20) y en puntos dentro de la zona (54 por 28) en lo que no solo aportó Balvin, sino que Rousselle entró como un cuchillo en la defensa del Obradoiro para dejar unas cuantas bandejas.

El excelente segundo cuarto, con cinco triples anotados en siete intentos, sirvió al Bilbao Basket para construir la necesaria victoria y ni siquiera un parcial de 8-20 de los de Moncho Fernández, apoyado en una racha de acierto de sus tiradores, cambió el paso de los locales, que confiaban en sus posibillidades. Con el juego controlado por un excelente Hakanson, que acabó con un doble-doble de puntos y asistencias e involucró a todos sus compañeros, el ataque siguió fluyendo y así siete jugadores concluyeron con más de diez puntos, una circunstancia que se dio porque afloró el Bilbao Basket más reconocible, con un buen reparto del balón, notables porcentajes de tiro y 21 asistencias en total.

Los hombres de negro cometieron de nuevo quince pérdidas de balón, una cifra tirando a alta, pero lo compensaron con doce recuperaciones con lo que mantuvieron siempre un buen equilibrio en ataque. El equipo de Mumbrú encontró al fin el ritmo que le gusta, no especuló con el marcador y no levantó el pie, ni siquiera cuando tuvo bien encarrilado el triunfo. Los jugadores estaban disfrutando, quizás por primera vez en la temporada, y solo Robertson, con ramalazos individualistas, evitó que la derrota del Obradoiro fuera más abultada.

El primer triunfo del curso debe servir para que el Bilbao Basket se quite las dudas y siga creciendo en este duro arranque del calendario, que aún le coloca ante el Joventut y el Real Madrid antes de la primera jornada de descanso. Ayer quedó claro que con otros mimbres Mumbrú puede hacer de nuevo un cesto competitivo sin necesidad de que entren las prisas y las urgencias. La primera semana completa de entrenamientos, pese a los problemas físicos de algunos jugadores, ha permitido contar con tiempo para realizar ajustes y poner orden a las ideas. La lata ya está abierta y los jugadores pueden sentir que no es imposible ganar en una liga que para muchos es nueva.