La historia de los Milinkovic-Savic es la historia de tantos deportistas balcánicos que tuvieron que salir de sus países para labrarse un futuro para ellos y sus familias. Es el caso de Nikola Milinkovic, un delantero serbio nacido en territorio de Bosnia-Herzegovina que en la última década del siglo anterior hizo carrera en equipos modestos de Europa. Así, su primer destino fuera de la antigua Yugoslavia fue Lleida. Allí jugó entre las temporadas 1993 y 1995 y allí nació su hijo Sergej. La campaña siguiente militó en el Almería, en la 96-97 estuvo en el Chaves portugués y en la temporada 1998-99 formó parte del Ourense. En la ciudad gallega, nació Vanja, su segundo hijo. Tiene otra hija, Jana, que juega a baloncesto como la madre Milana y ha sido internacional con Serbia en categorías de formación.

Este recorrido abrió oportunidades a sus descendientes, pero Sergej y Vanja eligieron defender los colores de Serbia y ambos están en la Eurocopa de Alemania, como hace dos años estuvieron en la Copa del Mundo de Catar. El primero, centrocampista de notable planta, es pieza clave para el seleccionador Dragan Stojkovic. El segundo, portero, fue titular en la cita mundialista, pero ahora ha perdido su puesto en favor de Rajkovic, el meta del Mallorca.

La carrera de los hijos de Nikola ha sido más estable. Sergej empezó en el fútbol en el Grazer austriaco, donde su padre jugó entre 2001 y 2004, y luego se incorporó al Vojvodina. Tras un año en el Genk belga, en 2015 llegó al Lazio como una de las grandes promesas del fútbol europeo ya que había sido campeón de Europa sub-19 y campeón del mundo sub-20 con una generación brillante. En el conjunto italiano, Sergej Milinkovic-Savic estuvo ocho años y contribuyó con su gran rendimiento a devolverlo a los puestos importantes del Calcio. Cuando mostró su deseo de salir el pasado verano y parecía que su destino era uno de los grandes de Europa, el Lazio lo vendió al Al-Hilal árabe, que puso sobre la mesa unos 40 millones de euros irrechazables por las dos partes ya que el serbio acababa contrato en 2024 y no podía volar gratis.

El jugador tenía que embolsarse 30 millones de euros netos por cada uno de los tres años que firmó, pero como ha ocurrido con otros futbolistas que han aceptado el dinero saudí, Milinkovic-Savic siente añoranza de la competitividad del fútbol europeo, según confesó a sus ex compañeros del Lazio cuando fueron a Arabia Saudí para disputar la Supercopa italiana. La Juventus, que ya le pretendió antes, estaría dispuesta a repatriar a Milinkovic-Savic, aunque no será sencillo por obvias razones económicas. Quizás lo pueda conseguir el PSG, que también le pretende.

Por su parte, Vanja Marinkovic-Savic, que destaca por sus 2,02 metros, eligió la portería y también empezó a destacar en el Vojvodina. También fue campeón del mundo sub-20 como su hermano y también se asentó en Italia para hacer su recorrido. En 2017 fichó por el Torino y tras sucesivas cesiones, en las tres últimas temporadas se ha hecho con el puesto de titular con mucho éxito. La última ha sido especialmente brillante ya que ha sido el segundo guardameta con más porterías a cero en las grandes ligas con 16, solo por detrás del suizo Yann Sommer, del Inter, y por delante de Unai Simón. Pese a ello, ahora le toca de nuevo esperar su oportunidad. “Tenemos tres grandes porteros”, dice el seleccionador serbio.