- En septiembre de 2018 Antoine Griezmann afirmó sin cortarse un pelo aquello de "ya como en la misma mesa de Cristiano y Messi" y no le faltaban razones para tanto atrevimiento. Dos meses antes se había proclamado campeón del Mundo con Francia y en el Atlético de Madrid se había convertido en el jugador bandera. Su insolencia adquirió traza de descaro protagonizando además un documental producido por Gerard Piqué, lo cual tuvo guasa, para al final del mismo desvelar su futuro: jugaré en... "el Atlético de Madrid". Todos daban por hecho su fichaje por el club azulgrana.

Entonces firmó un contrato estratosférico con el Atlético, obsesionado con ganar la Champions, cuya final tenía como escenario el Metropolitano. Lo hizo con una cláusula de 200 millones que al año bajaba a 120, que pagó el Barça obviando el desaire del verano anterior y los deseos de Messi, que prefería la vuelta de Neymar y no veía con buenos ojos la llegada del Principito a su reino.

Casi un año después, Griezmann consumó el martes su tercera suplencia en los últimos cuatro partidos del Barça, confirmando su pérdida de protagonismo en este tramo final de la temporada y superado por dos novicios como Ansu Fati y Riqui Puig, e incluso por Braithwaite.

Por si fuera poco, frente al Atlético de Madrid el desaire del entrenador azulgrana tuvo trazos de humillación para un futbolista con estatus estelar, a quien Quique Setién le estuvo calentando durante casi toda la segunda mitad para finalmente sacarle en el minuto 90 en sustitución de Arturo Vidal. La cara de Griezmann fue todo un poema. La imagen de la frustración. Luis Suárez, recién salido de una lesión, jugó todo el encuentro. Ahora bien. En los 3.183 minutosjugados por Griezmann en el Barça en partido oficial ha marcado 14 goles, uno cada 227 minutos. El último en febrero.

Al término del encuentro y preguntado al respecto, Setién reconoció implícitamente que igual se había pasado, pero no pidió perdón por sus decisiones. "A Griezmann le veo bien. El problema es que no pueden jugar todos y hay que decidirse por algunos", pretextó el técnico cántabro.

También fue preguntado Simeone, que respondió con un lacónico "sin comentarios" cargado de lecturas. Por ejemplo: ¿no tenías tantas ganas de irte al Barça? pues ahora...

Sentarse en la mesa de Messi la ha causado una indigestión de ego.