bilbao - El pasado 7 de septiembre se enfrentaron en La Rosaleda el Málaga frente al Almería, un partido de rivalidad regional de LaLiga Smartbank que sin embargo adquirió unas connotaciones excepcionales. Se enfrentaban el equipo del jeque catarí Al Thani frente al del jeque saudí Turki Al Sheikh, que el mes anterior había culminado la compra del club almeriense por 20 millones. Catar y Arabia Saudí están en conflicto desde hace dos años, cuando rompieron sus relaciones entre acusaciones mutuas de fomentar el terrorismo en Oriente Medio.

Ganó en Almería, el equipo que ahora lidera la Segunda División, y esta victoria en cierto modo ejemplariza la pujanza de Al Sheikh y la descomposición de Al Thani, declarado enemigo número uno de la afición malaguista, la misma que en 2010 le aclamaba por comprar el club, invertir en él y montar un equipazo (Cazorla, Isco, Joaquín, Monreal, Ruud van Nistelrooy...) que incluso disputó la Liga de Campeones.

Ahora, en cambio, la crisis del Málaga es tan acuciante que se ha convertido en un problema para el Ayuntamiento de la ciudad, que ha convocado para el martes 1 de octubre un pleno para buscar soluciones al cumplimiento del plan de viabilidad presentado por LaLiga. Porque Al Thani, el potentado jeque que iba a convertir al Málaga en un club puntero de Europa, ha optado por dejar morir a la criatura, a no ser que venga alguien con un dineral y le compre el club.

El jeque saudí, ministro y asesor de la corte real de su país, anunció el pasado miércoles que tiene como objetivo inmediato el ascenso del Almería a Primera y que va a construir “una academia al nivel de La Masía” del Barça y un nuevo estadio, además de una ciudad deportiva. Y en Málaga les suena la canción. - J. G.