España90

Polonia78

ESPAÑA: Rubio (19), Rudy (16), J. Hernangómez (14), Claver (6) y Gasol (10) -cinco inicial-, Ribas (1), Oriola (2), W. Hernangómez (18), Llull (4), Beirán (0), Rabaseda (0) y Colom (0).

POLONIA: Slaughter (19), Hrycaniuk (8), Cel (3), Ponitka (9), Waczynski (15) -cinco inicial-, Balcerowski (0), Sokolowski (11), Koszarek (3) y Kulig (10).

Parciales: 22-18, 46-41 (descanso), 67-58 y 90-78.

Árbitros: Vázquez (PUR), Rosso (FRA) y Kato (JAP). Sin eliminados.

Incidencias: 10.000 espectadores en el Oriental Sports Center de Shangai.

bilbao - España quería volver este viernes al Wukesong Arena de Pekín, donde hace once años protagonizó ante Estados Unidos aquella inolvidable final olímpica, el que muchos consideran el mejor partido de baloncesto FIBA de la historia. Lo quería, sobre todo, Ricky Rubio que entonces tenía 17 años y debutaba como internacional absoluto. Ahora, el base de El Masnou ha alcanzado su madurez y en la Copa del Mundo se ha erigido en la pieza clave del juego de España, por encima incluso de Rudy Fernández y Marc Gasol, los otros dos que se mantienen en el grupo desde entonces.

Ricky, desde ayer el máximo asistente de la historia de la cita mundialista tras superar a Pablo Prigioni, estuvo excelente en todo lo que hizo (19 puntos, 9 asistencias y 3 de 4 en triples) para conducir un triunfo ante Polonia que coloca a la selección española en su duodécima semifinal en los últimos catorce torneos y en la tercera mundialista después de aquella casi pionera de 1982 en Colombia y la de 2006, que abrió con el oro de Japón esta era triunfal a la que se le quiere añadir otra medalla cuando quizás menos se contaba con ella, una vez que han desaparecido quienes lideraron la mayoría de las anteriores. España jugará ante el ganador del Australia-República Checa en un escenario que no se esperaba, más aún cuando el triunfo de ayer, unido al de Argentina, puede suponer la clasificación para los Juegos de Tokio si hoy pierden Francia o los checos. Quitar del horizonte un Preolímpico que va a ser durísimo era otro de los objetivos y hacerlo con medalla coronaría otra gran obra en la que ha tenido mucho que ver Sergio Scariolo por su gran manejo de los recursos de que dispone, no como otros técnicos en esta Copa del Mundo.

Polonia plantó batalla dentro de sus posibilidades, más limitadas que las de España, pero siempre dio la impresión de que los de Scariolo controlaron el partido con cierta suficiencia. Permitieron que los centroeuropeos, ordenados y disciplinados, hicieran la goma, pero con dos o tres arreones de su superior talento ofensivo y una defensa correcta, sin el nivel de excelencia del día de Serbia, pero que anuló a Ponitka, liquidaron el asunto sin mayores apuros.

rachas de triples El primer tirón lo dio Juancho Hernangómez con una serie de triples que llevaron el marcador hasta un 38-28 mediado el primer cuarto. Una bajada de tensión propició un parcial de 1-9 para Polonia, que vivía de Slaughter y Kulig. Al inicio del segundo tiempo, España salió más intensa, ágil, y con dos triples de Rudy puso su máxima ventaja (58-44). Pero los polacos aguantaban sin descomponerse en la que era la cita más importante de su historia. A ello contribuyeron los errores de los de Scariolo, otra vez perezosos en el esfuerzo ante la inferioridad del rival. Pero esta España no puede permitirse jugar a medio gas y Willy Hernangómez sacó ese carácter que a él y a su hermano tanto se les reclama para facturar nueve puntos seguidos y volver a poner a su equipo por encima de la decena de ventaja (72-61).

Polonia apretó en busca del milagro y dejó una situación incierta a cinco minutos del final (76-72) que España resolvió con oficio. Willy logró un 2+1 tranquilizador y de nuevo otro tramo final de defensa de élite secó a los polacos, que ya estaban agotados de jugar al gato y al ratón. España impuso su superioridad y se situó en la lucha por las medallas, un lugar que nadie en Europa ha frecuentado tanto en lo que va de siglo. El Wukesong Arena espera de nuevo, quien sabe si contra el mismo rival que hace once años.